ALGUNAS PREGUNTAS
BÁSICAS
Alberto Vargas Peña (miembro de la Fundación Libertad)
La receta para salir del atolladero en que se encuentra el país es
sencilla: Hay que reformar la Constitución de inmediato, para re institucionalizar la
República. Eso implica la modificación del sistema electoral, la reforma a fondo del
Poder Judicial, la reforma del Poder Legislativo, la reforma del Ejecutivo y la adopción
de mecanismos de solución de conflictos dentro de un sistema real de frenos y contra
pesos. También implica la reforma de todo lo relativo a la economía, para liberarla y
hacerla competitiva.
Ocurre que dentro de lo establecido por la Constitución, nada de eso
puede hacerse hasta junio del 2.000, o sea hasta dentro de dos años. Un plazo demasiado
largo. Es imposible, dentro de la institucionalidad actual, plantear las reformas en el
Congreso.
¿Quién de los diputados o senadores que llegaron a las bancas
exclusivamente porque existe el sistema de representación proporcional se prestaría para
votar su abolición?
¿Quién en la Corte Suprema abonaría la desaparición del Consejo de
la Magistratura o el Jurado permanente de Enjuiciamiento, que son los organismos que les
permiten hacer todo lo que hacen, o dejar de hacer todo lo que están obligados a hacer?
¿Quién en el Poder Ejecutivo aceptaría limitar sus poderes y su
mandato?
El Paraguay necesita desesperadamente de las reformas constitucionales,
que son la garantía que se necesita para hacer las reformas económicas indispensables
para que la sociedad pueda progresar, y no puede hacerlas; ni siquiera comenzar a pensar
en hacerlas. Se trata, como se puede notar fácilmente, de una trampa mortal.
El Paraguay se ahoga porque no es competitivo en nada. Su economía no
puede crecer porque está aherrojada dentro de una institucionalidad antidesarrollista. No
se puede combatir la pobreza sin hacer crecer la economía. ¿Y entonces? La lógica dice
que algo está muy mal, y que algo hay que hacer.
La gente se queja porque no se resuelve el problema campesino, pero el
problema campesino no ser resolverá sin resolver primero el problema económico en su
conjunto. Las empresas se quejan porque no pueden competir con lo que denominan
"contrabando".
Y no podrán hacerlo mientras produzcan mal y caro, y seguirán
produciendo mal y caro mientras no se liberen todos los factores de la producción, entre
ellos el trabajo, y mientras no haya garantías para la inversión.
Seguirán produciendo caro, mientras el sistema impositivo no sea
reformado. Y no habrá garantías para nada mientras el Poder Judicial siga como está. Y
mientras la producción no sea competitiva, la economía no crecerá. ¿Y entonces?
El gobierno ilegítimo y usurpador cree que puede, dentro de esta
institucionalidad, hacer crecer la economía un 6% anual. Miente o sueña despierto. No
puede. Promete resolver el problema del campo, y miente, porque no puede. En realidad, con
esta institucionalidad actual nadie, absolutamente nadie, ni siquiera la Lámpara
Maravillosa podrá hacerlo. Hay que cambiar la institucionalidad . Y ¿cómo?
Alguna vez comparé la situación con el nudo gordiano, que nadie
podía desatar. El nudo paraguayo no se puede desatar con los dedos ni dentro de unas
reglas de juego diseñadas para perder y seguir perdiendo.