Los
obispos paraguayos se han decidido a dar un respiro al tambaleante
gobierno del usurpador Dr. Luis González Macchi, con el pretexto de
buscar una salida a la "crisis". Se busca escamotear al
pueblo, una vez más, su facultad de elegir gobernante, ya que un
"acuerdo" se haría a espaldas de lo ya decidido el 13 de
agosto del 2.000, cuando el Dr. Julio César Franco fue elegido para
reemplazar al usurpador.
La
situación política actual se originó así: El senador Luis Ángel
González Macchi asumió interinamente la presidencia de la República,
en virtud del artículo 234 del Constitución, a raíz de la doble
acefalía ocurrida por la muerte del Dr Luis María Argaña,\
entonces vicepresidente y la renuncia forzada por el golpe de estado
del 28 de marzo de 1.999, del Ing. Raúl Cubas, presidente
constitucional.
El
interinato debía durar hasta que hubiera vicepresidente, cuya
elección debía ser inmediata - art 227 y 234 de la Constitución -
pero por presión de la embajada de los Estados Unidos de América,
la Corte Suprema de Justicia, sin facultades para ello y con la
expresa prohibición de la Constitución, resolvió extender
ilegalmente el mandato de González Macci, que no interinaba por
haber sido elegido sino por su cargo de presidente del
Congreso.
El
1ro de Julio de 1.999 fué elegido el senador Juan Carlos Galaverna
nuevo presidente del Congreso y González Macchi se convirtió, de
hecho y de derecho, en usurpador.
Los
obispos paraguayos, que habían sido cómplices del golpe de estado
contra el presidente Cubas aprobaron sin ninguna clase de comentario
la usurpación.
El
13 de agosto del 2.000, fue elegido el Dr. Julio César Franco como
vicepresidente, para reemplazar de inmediato al usurpador, pero su
propia reticencia y la resistencia de los usurpadores,
principalmente los responsables de las FFAA, con el apoyo de las
embajadas del Brasil y los Estados Unidos, impidieron que la situación
se legitimara, con las consecuencias del gravísimo deterioro tanto
de la situación política como de la económica.
En
un momento en que el país entero se levanta contra la usurpación,
los obispos intentan un diálogo cuyo único propósito es darle
respiro al usurpador.
Los
obispos fueron responsables - o cómplices - de la situación
actual, de la que no se sale con diálogos sino con un retorno
incondicional a la legitimidad, y con la adopción de las medidas
adecuadas en el campo económico. Si se retrasa la solución política,
es decir la salida del usurpador y el retorno a la legitimidad, serán
los únicos responsables de cualquier eventualidad traumática.
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