La
presidencia del Congreso recayó en Juan Roque Galeano. Se trata de
una reelección pero no cantada. El oficialismo de la ANR, que ahora
ya no es lo mismo que el oficialista gubernista, presentó un
candidato diferente: Juan Carlos Galaverna, el principal operador
político de Juan Carlos Wasmosy y de Nicanor Duarte Frutos.
El proyecto Galaverna incluía la campaña de Nicanor Duarte
Frutos, también hombre de la logia wasmosista, para las elecciones
del 2.003.
El oficialismo gubernista negoció con el lainismo y el
oviedismo la reelección de Juan Roque Galeano, una especie de
seguro para la permanencia de Luis González Macchi usurpando la
presidencia de la República. Entre las cosas que fueron negociadas
se cuentan el retorno de los cuatro senadores oviedistas al Senado,
la jura del senador Alejandro Velazquez Ugarte, y la paralización
del pedido de extradición del Gral. Lino Cesar Oviedo. Los
liberales y oviedistas se habrían comprometido a rechazar el juicio
político a Luis González Macchi.
Ocurre que el retorno de los senadores oviedistas y la jura
del senador oviedista Velazquez Ugarte cambia totalmente la
configuración de las mayorías en el Senado. Probablemente
oviedistas y lainistas cumplan su compromiso de votar contra el
juicio político, lo cual no garantiza que por debajo de la mesa no
se le exija renunciar. De cualquier modo González Macchi, cada vez
más aislado, está ahora en manos de los oviedistas y lainistas.
La derrota sentó mal a Galaverna que anunció "vientos
de escisión" en el Senado. De pronto, el oficialismo colorado,
luego de ganar las elecciones internas republicanas, a costa del
candidato de González Macchi Bader Rachid Lichi, se encontró
perdedor en la baza principal: el control del Congreso.
Se dice que la aristocracia republicana, una vieja oligarquía
que maneja la ANR prácticamente desde su fundación hace un poco más
de un siglo, rechaza la posibilidad que un outsider como Nicanor
Duarte Frutos llegue a la presidencia del país. Ya les bastó con
Wasmosy y no quieren repetir la experiencia. Por eso ayudó a González
Macchi a contramaniobrar y a mantener el control del Senado.
Se trata de una jugada peligrosa que está siendo minimizada
por los cambios en el PLRA. Los partidarios de Julio Cesar Franco
han apurado, contra toda lógica, el estudio del juicio político en
la Cámara de Diputados, donde saben que todavía no cuentan con los
votos suficientes. Se dice que hubo negociaciones de última hora
entre Franco y González Macchi para evitar el juicio político.
Franco no demuestra tener la menor intención de acceder a la
presidencia de la República.
Por otra parte la Argentina ha concedido estatus de refugiado
político a Max Narvaez, ex apoderado del Gral. Oviedo. Con eso ha
establecido con certeza que en el Paraguay hay persecución política,
y por tanto no hay democracia. En el MERCOSUR, son rechazadas las
propuestas paraguayas. Y Amnesty Internacional declara que ya no
tiene varas para medir la corrupción paraguaya.
A mucha gente le parece evidente que la debilidad de González
Macchi lo ha conducido a negociar su rendición ante el oviedismo.
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