Stephen
Mc Farland, ya ex Encargado de Negocios de la Embajada de los
Estados Unidos de América, reconoció, en ocasión de la ceremonia
de su condecoración le inventaron una porque en el Protocolo no
existía condecoración normal que pudieran darle- que su país
intervino directamente en el Paraguay, pero siempre a favor de la
democracia. ¿Es que hay democracia en el Paraguay?
El
gobierno no ha sido elegido por el pueblo. No se respetó la
Constitución en lo que se refiere a las vacancias y el presidente
actual, un senador, está en el cargo
a raíz de una determinación nula de la Corte Suprema de
Justicia, que no tiene facultades en el Paraguay para dar
certidumbre constitucional. Esto es un hecho que se puede
comprobar con la simple lectura de la Constitución.
Si
el gobierno no ha sido elegido por el pueblo ¿es democrático? La
Declaración de Varsovia dice que no. Incluso Kofi Annan trata a
gobiernos así como dictaduras encubiertas.
La
Justicia se encuentra totalmente avasallada por el Poder Ejecutivo.
La
Corte Suprema responde a instrucciones políticas gracias a su
elección vía Consejo de la Magistratura y Pacto de Gobernabilidad.
No es un Poder independiente y sus fallos son todos aberrantes en lo
referido a la cuestión política. Ninguno tiene base legal ni
constitucional. Este es un hecho fácilmente comprobable como los
fallos que afectan a Lino Oviedo o pretenden dar certidumbre
constitucional a la conversión de un interinato en permanente.
Cuando la Justicia está dominada por el Poder político, ¿hay
democracia?
El
Paraguay no tiene libertades públicas. Lo que hay son libertades
condicionales, que pueden ser revocadas por la Policía en cualquier
momento. No se respetan las garantías constitucionales y el debido
proceso no existe. Hay persecución política innegable, y los
partidarios de Lino Oviedo, por ejemplo, no puede siquiera tener un
local donde reunirse a puertas cerradas. ¿Es esto democracia?
En
hecho que la economía se haya hundido y que la corrupción se la más
terrible del planeta no indica la falta de democracia, pero la
intención de seguir en los cargos sin pasar por la aceptación
popular, si indica la ausencia de la democracia.
Y
esto es lo que ha defendido Mc Farland en nombre de su gobierno. No
ha defendido una democracia, sino una dictadura, tan feroz como la
de Stroessner pero más solapada.
Lo
que nos ha dicho Mc Farland a los paraguayos es que no solamente
pueden los Estados Unidos imponer el gobierno que se les dé la
gana, sino que además pueden mentirnos con descaro, que nada
ocurrirá. Al contrario, le han dado una condecoración inventada,
que es un insulto para los paraguayos libres.
Mc
Farland no ha tenido pudor en reconocer lo que hizo que
indudablemente lo hizo cumpliendo ordenes de Clinton sino que se
ha ufanado de ello, y ha mentido tratando de poner a la democracia
como el objetivo de su intervención.
El americano feo ha vuelto al mundo con toda el horror
de su presencia.
Yo
siempre he sido un convencido partidario de la democracia porque soy
liberal, y he estado del lado de los Estados Unidos en sus
enfrentamientos universales. Reconozco que me he equivocado y que
estar del lado de los Estados Unidos no significa estar del lado de
la democracia. Mc Farland me sacó de mi equivocación.
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