El
Dr. Julio César Franco, vicepresidente de la Rca. desde el 13 de
agosto del 2.000, gracias a una victoria electoral proporcionada por
una combinación de liberales, colorados oviedistas y descontentos,
ha declarado, definitivamente, que considera que el senador Dr. Luis
Ángel González Macchi debe seguir ocupando el cargo que usurpa
hasta el 15 de agosto del 2.003.
El, que prometió el cambio que el pueblo quiere, se
declara dispuesto a apoyar al gobierno que vino a cambiar, y por el
término que estableció, sin facultades para ello, la Corte Suprema
de Justicia.
La
pregunta es si se debe a una felonía del mayor calibre, o de una
estrategia pensada para evitar hacerse cargo de una situación
claramente imposible.
Franco
prometió el cambio que el pueblo quiere. Se trata de una
promesa electoral que , una vez aprobada y votada por el pueblo,
adquiere dimensiones y calidad de mandato. Un mandatario no puede
desconocer las reglas del mandato ni faltar a la promesa sin que se
le denomine, cuando menos, felón. Franco es un mandatario que está
violando las reglas del mandato y la promesa electoral y, por tanto,
está cometiendo la peor felonía que se puede cometer dentro de una
democracia.
Franco
no prometió eludir la responsabilidad de gobernar, cualesquiera que
sean las circunstancias sino lo contrario. Hablar del cambio que
el pueblo quiere es hablar del cambio de gobierno. A quien no se
quería en agosto y no se quiere ahora, es al usurpador. Entonces la
estrategia de eludir la responsabilidad basándose en falacias seudo
legales, es, ni más ni menos, una felonía.
La
situación del país es, realmente angustiante. La economía ha
naufragado sin forma de reflote; políticamente existe una división
tajante en la sociedad paraguaya y los partidos políticos adolecen
de una falta casi absoluta de credibilidad. Las instituciones no
funcionan.
Los
congresistas se venden al mejor postor, salvo alguna que otra
excepción que confirma la regla. La administración pública está
completamente podrida, sin contar con su elefantiasis. Quien se
venga a hacer cargo de esto, tendrá que tener verdaderas uñas de
guitarrero, porque el fracaso es mucho, pero mucho más probable que
el éxito.
Todo
esto es cierto e incontrovertible, pero una persona decente, o un
equipo decente, no se compromete a entablar una batalla de la cual
va a correr inmediatamente. Si Franco desconocía la situación
antes de su compromiso, es un botarate; si la conocía y se
comprometió con el pueblo con el ánimo de no cumplir la promesa,
es un felón.
Lo
que aparece ahora con claridad deslumbrante demuestra que el Dr.
Franco conocía la situación del gobierno antes de las elecciones y
que prometió intentar cambiar esa realidad, y cuando recibió el
mandato del pueblo lo arrojó a la basura con el cuento de la
estabilidad . Promover la estabilidad de una usurpación es
simplemente complicidad con el usurpador.
El
Dr. Franco ha burlado al deseo de sus votantes, lo cual es una felonía
sin entrar a
considerar los motivos, que pueden ser varios y ninguno decente. Con
ello ha comprometido al Partido Liberal Radical Auténtico, que no
podrá restaurar la confianza en el electorado, en mucho tiempo.
La estrategia de Franco no es la de los estadistas, si es que se
trata de estrategia; es la de un felón.
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