Para
mí, el Dr. Julio César Franco, vicepresidente electo y con derecho
a ocupar de inmediato la presidencia de la República en virtud de
los artículos 227 y 234 de la Constitución, ha comenzado mal su
gestión. En lugar de reclamar su derecho y definir su posición con
toda claridad, ha ido a conversar con el usurpador para negociar una
cohabitación imposible.
Con
esto, me parece, ha sellado su suerte y la de su partido. En
adelante la oposición será el oviedismo, y en el año 2.003 , si
la democracia se afianza, Lino Oviedo ganará las elecciones.
Luis
González Macchi está en la presidencia de la República por un
acto ilícito, inconstitucional, inexistente, de la Corte Suprema de
Justicia. No se puede convalidar este acto sin grave riesgo para la
institucionalización del país y la democracia.
Franco
lo ha hecho, aún después de haber prometido a sus electores un
"cambio" que ya no podrá ser. ¿Qué cambio puede haber
si cohabita con el usurpador? ¿Qué cambio puede haber si actúa
como su empleado dependiente? Obviamente ninguno. La política que
ha hundido al Paraguay en la crisis en la que se debate, seguirá.
No
parece sensato suponer que González Macchi vaya a adoptar un perfil
bajo y se convierta en un mero jefe de Estado mientras Franco sea el
jefe del Gobierno.
Esta
sería una formula para el cambio, pero es impensable. Ni González
Macchi lo quiere ni su entorno le permitirá tal cosa. Entonces lo
único sensato es suponer que Franco se convertirá no en co
gobernante sino en co responsable. Y como de este gobierno no se
puede esperar nada serio, ni sensato ni inteligente, la crisis se
profundizará y hundirá con ella al sector gonzalista de la ANR y
al PLRA de Yoyito Franco.
La
oposición triunfará en el 2.003 y será la que lidere Lino Oviedo.
Para
dentro de muy poco el caso Argaña quedará aclarado. Las
investigaciones de las compañías de seguros son mucho más
meticulosas que las de la Policía paraguaya, y no cabe duda alguna
que se sabrá si Argaña estaba muerto en el momento de su
fusilamiento, que parece que es lo que realmente sucedió.
Entonces
Lino Oviedo quedará, no solamente libre de culpa y pena sino con el
prestigio de la victima. Y con el prestigio de no haber cedido un ápice
en su oposición a un gobierno usurpador, del cual formará parte,
le guste o no, Yoyito Franco.
Me
pregunto que podrá cambiar Franco si mantiene su decisión de ser
el empleado de González Macchi. ¿La Corte Suprema? ¿El Congreso?
¿La filosofía económica?
Me
parece una ingenuidad trágica creer que una vez que se ate al carro
del usurpador tendrá la menor oportunidad de cambiar. Y si no son
cambiadas todas las cosas que nombré más arriba, el Paraguay no
tendrá la menor oportunidad de salir de la crisis.
Está
claro que desde la oposición tampoco podría cambiar nada, pero
hubiera tenido la oportunidad de criticar todo. Hubiera sido el jefe
de la oposición, sin discusión alguna. Respaldado por los votos,
hubiera podido formar una nueva mayoría en el Congreso e influir
decisivamente en la formación de las leyes.
Todo
eso lo dejó de lado para aparecer como un buey manso, conversando
con el boyero, acerca la mejor manera de incinerarse.
No
sé que asesores políticos tiene el Yoyito pírrico, que consigue
un extraordinario triunfo electoral, y luego lo arroja a la basura,
como si le quemara. Deben ser bastante torpes. No quiero pensar que
hayan aconsejado una actitud basados en la esperanza de prebendas.
Lo
que sí puedo afirmar que el vencedor del 13 de agosto del 2.000 será
el gran derrotado del 2.003.
|