La
ANR se ha convertido, por obra y gracia del golpe de estado de marzo
de 1999 y el culto de los muertos, en propiedad privada de la
familia Argaña. Nunca, en la larga historia de las vicisitudes políticas
paraguayas había sucedido semejante cosa. Desde la muerte del
segundo López nunca una familia había reivindicado ni
conseguido el poder político en una nación que, según su
Constitución original, jamás sería de propiedad de una
familia.
La
última Convención realizada en el ya viejo edificio de la calle 25
de Mayo, fue una reunión exclusivamente argañista, presidida por
un cadáver constantemente exhibido por uno de sus hijos, que sin
ser convencional, ministro o congresista, fue el centro, la voz y el
voto en la reunión.
El
fantasma de Argaña planeaba sobre los asistentes mientras su hijo
Nelson oficiaba la misa negra, y así, los otrora orgullosos
colorados, que resistieron victoriosamente la intentona de
Alfredo Stroessner de nombrar heredero a su hijo, se vieron
sobrepasados por la oratoria incoherente, desencajada e insultante
del ex ministro de Defensa.
La
Convención argañista fue convocada para modificar los estatutos de
la ANR, de modo tal que Nicanor Duarte Frutos, actual
Ministro de
Educación pudiera postularse a la presidencia del partido;
he aquí que Nicanor no rindió culto al muerto de acuerdo con los cánones
de la familia, y entonces la Convención sirvió para cortarle las
alas.
Los
votos dejaron a Nicanor con un palmo de narices, puesto que , por
ahora, no podrá postularse a ningún cargo directivo dentro del
Partido Argañista. Hoy, para ser miembro de esa Junta de Gobierno,
no hay que tener otro mérito que satisfacer, al pié de la letra,
los deseos del clan Argaña.
¿Se
volvió el Paraguay una monarquía? Cualquiera que hubiera escuchado
los discursos de Nelson Argaña se hubiera llevado esa impresión.
Hay que respetar al Dr. Argaña...No hay que ofender al cadáver
del Dr. Argaña, eran las frases que podía hilvanar a los
gritos. Y el cadáver fue respetado. Nicanor perdió.
¿Pero
perdió realmente?
Si se piensa que debía obtener dos tercios de los votos
presentes perdió. Si se piensa que él solo tuvo casi tantos votos
como tres movimientos argañistas juntos, casi ganó. En realidad,
la Convención del argañismo lo único que demostró fue que la ANR
está en otra parte.
La
Convención pasó a cuarto intermedio- con sesenta días de lapso
previsto sin resolver la cuestión vital, que era decidir el
cambio de los estatutos. Pero como hay otro Partido Colorado afuera,
mucho más populoso que el de adentro. Lo que quedó demostrado es
que el argañismo no solamente es fundamentalista, no solamente
tiene como doctrina la adoración de los muertos, sino que también
está en plena e irreversible decadencia.
La consecuencia de todo esto parece que será la división entre
colorados y argañistas. Se habla ya de una Junta de Gobierno
paralela, que intentará reorganizar el partido sobre bases
republicanas y no faraónicas. El culto de los muertos está
hartando a todo el mundo y si antes de la Convención argañista había
muchos colorados que se sentían colorados y argañistas ahora hay
pocos que duden que para ser argañista hay que ser únicamente argañista.
Y eso es difícil de tragar.
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