Está
plenamente confirmado, como lo consigna ABC Color hoy en su título
de primera plana, que el ministro del Interior Walter Bower asistió
a una sesión de torturas efectuada en la Armada y de la que fue
victima el Comisario Principal Alfredo Cáceres, sublevado el 18 de
mayo contra el régimen usurpador e ilegítimo del senador González
Macchi. La tortura está fuera de la ley y condenada por todos los
países del mundo, siendo los Estados Unidos de América uno de los
países que con mayor énfasis
lo hace en público.
Lamentablemente
el gobierno de los Estados Unidos de América respalda plenamente en
el Paraguay a un régimen que tortura como política de estado y
dice, para mayor agravio, que defiende la democracia.
El
Comisario Principal Alfredo Cáceres no es el único torturado. Hay
una larga lista de personas, entre las que se encuentran tres
senadores de la Nación, que han sido vejados, humillados y
sometidos a tratos degradantes, que constituyen tortura según la
definición de las Naciones Unidas. Todo esto bajo el amparo de la
bandera de las barras y las estrellas y el apoyo irrestricto del
Brasil.
La
Argentina, como dije ayer, parece estar cambiando. No le conviene
que desaparezca el Paraguay convertido en colonia brasileña,
porque la próxima victima de la voracidad del Imperio sudamericano
será ella.
Pero
lo hace tímidamente, indirectamente, no como procede con Perú,
adonde envió a un peso muy pesado de la política argentina, el Dr.
Raúl Alfonsín, para oponerse a la asunción de Alberto Fujimori.
Al Paraguay llegó una carta, muy explícita es cierto, de Raúl
Alconada Sempé, pero es apenas una carta.
En
el Paraguay tenemos nuevo embajador de los Estados Unidos de América,
que lo primero que hizo fue respaldar lo actuado por Maura Harty, a
la que la totalidad del pueblo paraguayo sindica como la responsable
directa de la caída del gobierno constitucional. Una manera
bastante eficiente de enemistarse con un pueblo que cuando adquiere
un sentimiento lo cambia muy, pero muy difícilmente. Si hoy se
hiciera una encuesta sobre el sentimiento paraguayo hacia los
Estados Unidos de América, se vería que en este país los
estadounidenses ya no cuentan con amigos.
Durante
la dictadura de Stroessner los estadounidenses organizaron la
tortura sistemática en el Paraguay, y se deshicieron del viejo
dictador cuando ya no les sirvió más.
Ahora, otra vez, están apoyando un
régimen que veja, humilla y tortura a los ciudadanos. Y no
solamente eso, sino que incitan al Brasil, que es su abanderado en
esta parte del mundo, a darle su apoyo también.
Los
paraguayos tenemos mala suerte. Olvidados del mundo, debemos
soportar todo y ser victimas de todos. Otros países deciden quienes
han de gobernar y como, y casualmente ese como es mediante el uso de
la fuerza bruta, como ahora. Y ay del que proteste. Solamente le
esperan las vejaciones, las humillaciones , los malos tratos y las
torturas. Como a Hermes Rafael Saguier, por ejemplo, que se
encuentra encarcelado sin saber por qué, y procesado por una
justicia que no respeta siquiera mínimamente del debido proceso.
Las
torturas han retornado con todo al Paraguay. Gracias, muchas
gracias Tío Sam.
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