El
sector argañista de la ANR, el más cerril de ese partido, en vista
de la endeblez de su candidato, que no despierta en menor entusiasmo
electoral, basa toda su estrategia en hacer creer a sus afiliados
que la victoria de Julio César Franco el 13 de agosto significaría
caída del poder y el abandono de la posición de privilegios que
tiene desde 1947, cuando llegaron al gobierno a caballo de una
guerra civil.
Desde
el 25 de agosto de 1947 la ANR se encuentra en el poder ,
omnímodo hasta 1989, y un tanto compartido desde el golpe
que derribó al dictador
Alfredo Stroessner el 3 de febrero de ese año. Durante su gestión,
el Paraguay vio esfumarse todas sus esperanzas y sus sueños y vivió
las horas más tristes de su sometimiento. Si bien hubo un relumbrón
económico durante la década de los setenta, en seguida, y gracias
al despilfarro y el robo, los resultados de ese relumbrón fueron
dilapidados y el pueblo quedó más pobre y miserable que nunca.
Una
casta de diez familias, emparentadas unas con otras, dispuso del
poder total sobre el pueblo paraguayo y acumuló riquezas sin
cuento. Entre ellas, la de Argaña. Impulsada por la amistad casi
filial que tenía Alfredo Stroessner con José María Argaña,
hermano de Luis María, que murió baleado por su amante María
Teresa Loman en pleno vuelo. Mientras el pueblo paraguayo sufría
necesidades y estrecheces, las diez familias del entorno stronista
se hacían inmensamente ricas.
Estas
diez familias, que poseen el poder paraguayo hasta ahora son las que
dicen que la ANR caerá si gana Julio César Franco porque confunden
su situación con la del partido político que utilizan desde 1947
sin pudor, sin vergüenza y sin límites.
El
hecho es que la ANR no caerá si gana Franco porque es imposible
gobernar el país sin un acuerdo entre liberales y colorados. La
victoria de Franco desplazará a la casta y nada más que a
la casta, no al partido republicano. El partido nacional
republicano, vive una revolución interna muy profunda que lo
conducirá, más tarde o más temprano, a liberarse de la casta que
lo utiliza. Dice Bernardino Cano Radil que una vez que se libere de
la casta, la ANR será un instrumento afilado de la democracia
paraguaya, por fin posible.
Lo
que toca a su fin es el gobierno de la casta. Los paraguayos ya no
creen en las frases huecas que pretenden hacerle confundir los
intereses de la casta con los intereses ciudadanos. Todo fue
mentira, desde el agrarismo de Natalicio Gonzalez hasta el
nacionalismo de Alfredo Stroessner. Y esa mentira sórdida hoy está
claramente a la vista de los republicanos.
La
victoria de Julio Cesar Franco el 13 de agosto del 2.000 será una
victoria de la democracia, de los liberales, pero esencialmente será
una victoria de los republicanos, que habrán recuperado su partido.
Y entonces, como dice Cano Radil, será posible la democracia en el
Paraguay.
Yo
abogo por la victoria de Franco, que hará posible una nueva
convergencia paraguaya, ahora basamentada, no en la conspiración
sino en
los votos del
pueblo.
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