En
los sucesos de marzo de 1999, en la Plaza del Congreso, tuvo un
protagonismo fundamental un religioso católico, español, de nombre
Francisco de Paula Oliva. Hay cosas que no se pueden comprender bien
si no se conoce a las personas. No se trata de argumentar ad
hominen puesto que no se traba ninguna discusión, sino de
explicar hechos, que han sido trágicos para la República.
Francisco
de Paula Oliva estuvo en el Paraguay en la década de los setenta y
fue el responsable de la creación de una organización denominada
OPM Organización Político Militar que luchaba contra la
tiranía de Stroessner por medios violentos, como muchas otras
organizaciones paraguayas, entre ellas un gran sector del Partido
Liberal. La diferencia estaba en que se trataba de una organización
marxista, no combatiente sino terrorista.
Hay
mucha diferencia entre los que conspiran para derribar a un gobierno
despótico e implantar la democracia, y los que lo hacen para
implantar otra dictadura, y hay diferencia abismal entre los que
toman la armas para enfrentarse a otras personas armadas y los que
ponen bombas en los cines para aterrorizar.
La
OPM estaba organizada sobre el planteo marxista del terror. ¿No fue
Lenin el que dijo que el fin del terrorismo era aterrorizar?
Cuando
la sangrienta policía de Stroessner comenzó a reprimir a la OPM,
apareció un joven apellidado Schaerer Prono, que buscó refugio en
el Colegio Cristo Rey después de un impensado enfrentamiento. Buscó
refugio allí porque ahí había recibido su adoctrinamiento. ¿De
quien? De Francisco de Paula Oliva. El resultado fue que los
valientes religiosos entregaron a Schaerer Prono, que fue victimado
cobardemente. Pero Oliva no pudo eludir su responsabilidad y fue
expulsado del país.
Oliva
entonces siguió su carrera en El Salvador y Nicaragua. Se trata
pues de un agitador profesional.
Fue
Oliva quien incitó a la juventud que había adoctrinado, a acudir a
la Plaza del Congreso a derribar a un gobierno constitucional que no
había cometido un solo acto antidemocrático en toda su gestión
hasta el momento. Utilizando los medios de prensa y el dinero de
Juan Carlos Wasmosy, Oliva predispuso a su gente y estableció una
base en la Iglesia Catedral de Asunción. Con la complicidad de
Herminia Feliciángeli, Victor Benitez y Carlos Niz , desde la Radio
Uno,
incitaron a sus partidarios a recurrir incluso a cócteles
molotov.
Oliva
no defendía la libertad ni la democracia, puesto que había un
gobierno constitucional que cumplía estrictamente la Constitución.
No había persecuciones ni presos políticos. No había torturas. ¿Qué
buscaba entonces Oliva? Solamente sabiendo quien es, y como piensa,
se podrá conocer la verdad.
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