El
Partido Argañista, que se ha apoderado de la ANR después del
supuesto asesinato del Dr. Luis Marìa Argaña que hoy
todo el mundo sabe que no fue tal, hasta la propia compañía de
seguros que se niega a pagar la póliza y ha hecho una investigación
bastante más seria que la de la Policía Nacional o el Juez
encargado de la causa está intentando por todos los medios
robar el claro triunfo del Dr. Julio César Franco en las elecciones
del 13 de agosto pasado.
Los
reyes del fraude , conocidos por su afición a la trampa en todos
los órdenes de la vida, están moviendo cielo y tierra para tratar
de retrasar, aunque sea por unas horas, su inevitable caída. Porque
hay que manifestar que en las elecciones del 13 de agosto no ha
resultado derrotada la ANR sino el Partido Argañista, aunque
algunos despitados que no son parte de esa organización hayan
votado por su candidato, creyendo que salvaban a su partido.
En
Paraguari y Ñeembucú los argañistas llevaron a cabo un fraude
descomunal. En el Departamento de Paraguari votaron todos los
muertos enterrados allí desde 1870, y en Ñembucú fueron compradas
más de cinco mil cédulas de identidad de personas necesitadas. En
los otros Departamentos no pudieron hacer lo mismo, no por falta de
ideas o de dinero, sino porque la ciudadanía se negó a vender sus
cédulas y porque la vigilancia del padrón fue mucho mayor.
Los
liberales y oviedistas enfrentaron las elecciones casi sin dinero.
Mientras los argañistas disponían a su antojo de todos los bienes
del Estado y del dinero público que utilizaron sin tasa ni medida
algunos de ellos son tan deshonestos que hicieron trampas a su
propia gente quedándose con el dinero que debía utilizar para el
fraude los liberales y oviedistas carecieron de medios como para
hacer votar a más de ciento cincuenta mil electores seguros, por
falta de medios de transporte.
El
cálculo que manejaban los jefes de campaña liberales y oviedistas
era que había que superar a los argañistas, en forma real,
por más de doscientos mil votos, para conseguir una diferencia de
diez mil votos al final de la jornada. Y esto era así, porque el
fraude argañista es tan enorme y tan eficiente que se necesitaba
una diferencia substancial para que se reconocieran los diez mil
votos finales de la diferencia.
Puestos
en la situación de derrota, estos fraudulentos que si se examinan
las cuentas del estado tendrán que purgar siglos en la cárcel, están
moviendo todo lo que está a su alcance, sin pudor de ninguna
especie y utilizando cualquier pretexto, para robar, a último
momento la victoria del PLRA apoyado por el sector oviedista de la
ANR. Hasta ahora solamente han logrado retrasar el momento del trago
amargo, pero tienen la esperanza de que, a caballo de sus
incondicionales situados en los puestos claves, inclusive la Corte
Suprema de Justicia, puedan lograr su objetivo.
Nunca,
en la historia de los fraudes electorales, ha habido tal descaro,
tal desprecio al pueblo elector o a la opinión pública
internacional como ahora, desde el Partido Argañista, un partido
que industrializó un falso atentado, que fusiló un cadáver para
alzarse con el poder y oprimir a los paraguayos. Jamás había
habido, ni siquiera aquí que somos el país más corrupto del
mundo, una cosa parecida. El Partido Argañista se ha ganado con
creces, el título de campeón mundial del fraude.
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