He
sido objeto de una violenta diatriba, publicada en el diario Ultima
Hora. Su autor, un fraile católico y mi pecado haber intentado
analizar la posición política de Pedro Fadul, alguien que, según
su propia confesión, ha decidido, como Hitler dice en Mein Kampf,
dedicarse a la política.
El
fraile cree, en su santa ingenuidad, que me llevará al campo de la
contestación airada y la devolución de insultos. Quiere que me
aparte del tema, que es Pedro Fadul y su posición política y sus
proyectos, para hablar de los bueyes perdidos que los frailes llaman
pomposamente teología.
La
diatriba siempre ha sido el arma preferida de los frailes, seguida
de la petición de principio y los argumentos de autoridad. Nada de
eso me es extraño y en nada de eso he de caer. De lo que se trata
es de saber si Pedro Fadul responde al Schönstatd, al Opsu Dei o la
Cía de Jesús, y que tipo de verdad obligatoria nos tiene reservada
a los paraguayos en caso de imponer su proyecto. Ese es el tema, que
nada tiene que ver con la teología, esa seudo ciencia de la
que se sienten tan orgullosos los frailes.
Yo
no estoy dedicado a la política sino que hago análisis que se
publican en los periódicos. Hago periodismo de opinión. Entonces,
cuando aparece alguien que dice que se va a dedicar de lleno a la
política, analizo a que intereses representa. En una democracia eso
es común y corriente y no asusta a nadie, pero los frailes no saben
lo que es una democracia.
¿Por
qué interesa lo que piensa y a quien responde Pedro Fadul? Porque
probablemente buscará un mandato del pueblo, y si lo logra influirá
en nuestras vidas. Para oponerme o apoyarlo, tengo que saber quien
es, que piensa, quienes son sus aliados y a que intereses o ideología
responde.
Mis
referencias a la Iglesia Católica han sido todas históricas,
ninguna teológica. Yo no intento profundizar en el conocimiento
de Dios, cualquier cosa que ello signifique. He relatado hechos
históricos incontrovertibles para hacer notar el peligro potencial
que significa darle un mandato a quien represente a esa institución.
El
fraile ha visto en eso una abominación, se ha rasgado las
vestiduras y de pronto se ha creído en la España del Siglo XVI. Ha
blandido la condena, con la beatífica intención de ponerme en el
Index. Hasta ha traído en su auxilio a un fraile italiano, profesor
de filosofía, que ha confesado no saber por donde comenzar a
refutarme. Voy a ser generoso con ellos: Comiencen por negar la
historia.
Antes
tenía ciertas dudas acerca de a quien representaba Pedro Fadul, a
pesar que su vida es, y no lo digo peyorativamente sino al
contrario, transparente. El nunca negó quienes son sus amigos. Pero
ahora ya no tengo ninguna duda. Si los frailes más cavernarios lo
defienden, por algo será.
Me dicen que la santa furia del fraile tiene sus razones. Mi análisis
los puso muy nerviosos.
|