En un
artículo anterior expresé con toda claridad cuál era mi posición
frente a un golpe militar. Estoy en desacuerdo con todos ellos pero
si se produce uno para restaurar la democracia, como ocurrió en
1989, yo lo apoyaría.
Ahora se produjo un pustch militar y por el simple hecho que
la gente se ha puesto histérica, no pienso cambiar mi postura, que
además no es de ahora sino de toda la vida.
Yo fui legislador de 1963 a 1968 y si bien formé filas en lo
que entonces se llamó Partido Liberal con la política de lucha
cívica activa nunca oculté mi decisión de apoyar cualquier
golpe militar que derribara la dictadura.
Si no recuerdo mal, el país entero apoyó el golpe militar
del 2 y el 3 de febrero de 1989. Hubo políticos que, con lágrimas
en los ojos, se subieron a los cañones de las tanquetas y se
abrazaban frenéticos en la calle. ¿Quién condenó el golpe
militar de febrero de 1989? Nadie. Y no lo condenó nadie porque era
restaurador de la democracia.
Lo que hay que saber ahora es que buscaba el pustch militar.
¿Se propaló una proclama que decía que buscaba devolver al pueblo
su derecho a elegir autoridades? ¿Era malo el propósito suponiendo
que haya sido cierto? Yo afirmó, aún ahora, que este gobierno ilegítimo
y usurpador porque así lo manifiesta la Constitución.
No
lo puede legitimar, fuera del pueblo paraguayo. Lo dije antes del 18
de mayo y lo reitero, porque el simple hecho del estallido de un
putsch militar no me va hacer cambiar de opinión.
Soy
amigo muy cercano de Rafael Saguier y no creo que haya organizado o
participado del putsch militar. ¿Estaba en la Caballería al final
de la contienda - si es que se puede llamar contienda a lo ocurrido
-? Hay que escuchar sus explicaciones.
Lo
que ocurre es que existe un grupo de gente de tendencia nazi, que
ahora se encuentra en el poder, que quiere a toda costa eliminar
adversarios de cualquier manera. Y Rafael es un adversario bastante
bravo.
Mi
opinión sincera acerca del putsch militar fue un sainete. Siguiendo
los pasos de Malaparte, quien sin ser golpista La Técnica del
Golpe de Estado- un golpe de estado no se hace así tiene sus
reglas. Esto parecía una opereta.¿Qué me dicen de las cuatro tanquetas dando un paseo por el
centro de la ciudad para hacer volar el revoque del Congreso y
volviendo presurosas, rodeadas de la prensa, a su lugar de salida?
¿Un putsch militar en serio sin ocupar radioemisoras y canales de
televisión en forma organizada, dejando al enemigo todo el campo de
la información? Vamos, hay cientos de libros que tratan el tema.
Ahora
el gobierno logró su estado de excepción y con eso se tratará
de parar las protestas por las reformas privatistas - de las cuales
soy ferviente partidario -. Cuando los sindicalistas sean impedidos
de marchar y protestar, ¿a quien maldecirán? ¿Al gobierno o al
putsch? Y realmente, ¿cuál de ellos será el culpable?
En
definitiva todo el mundo gubernista culpó a Lino Oviedo del
desaguisado. Y parece que Lino Oviedo se desgañitó en vano
tratando de impedir el putsch. Y yo, que no puedo callarme, corro el
riesgo de ser tildado, otra vez, de oviedista por decir esto. En
realidad me importa poco. Lo que yo quiero es la democracia que
ahora está más lejos que nunca.
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