Me
decía Rafael Saguier que le habían contado sus informantes
internos del PLRA, que la reticencia del Dr. Franco a reclamar la
presidencia de la República se debía a un ofrecimiento del Dr.
Luis Ángel González Macchi, de tres mil puestos públicos.
El
pacto no cristalizó por la férrea oposición de los convencionales
del PLRA que prefieren pedir la renuncia del usurpador. Pero con ese
ofrecimiento y la disposición del Dr. Franco a aceptarlo - según
se afirma - Luis González Macchi ganó más de mas de seis meses de
tiempo en el gobierno.
Existe
una pugna evidente en el PLRA que se está tornando a favor de
quienes exigen la renuncia del usurpador. La gente de Domingo Laíno
es claramente partidaria de sostener al gobierno, con todo lo que
ello implica de persecuciones, torturas, robos escandalosos del
erario público y hasta delincuencia común; la gente del Dr.
Franco, quien por lo visto se sabe profundamente incapaz de hacerse
cargo del país, se inclinaba a pactar con el gobierno en base a
prebendas.
No
hay que olvidar que el Dr. Franco fue acusado de recibir una
"asignación" especial en dólares, acusación que no ha
sido desvirtuada ni mucho menos y que el Dr. Franco no llevó a los
tribunales a pesar de su amenaza de hacerlo. Y existe la disposición
del grueso del PLRA a pedir la renuncia de González Macchi, vía
Convención.
¿Cual es ahora la estrategia radical del Dr. Franco? Como el
gobierno se ha vuelto internacionalmente impresentable y aparece
probable que se deba hacer cargo del poder, comienza a hablar de
concertación, acuerdos y llamados a la unión nacional en lugar de
señalar con claridad qué piensa hacer desde el gobierno.
Se
trata de una estrategia de enmascaramiento; pretende hacer creer que
tiene algo que no posee. La verdad es que ni el Dr. Franco ni sus
compañeros más cercanos tienen la menor idea de lo que hay que
hacer para sacar al país de la crisis salvaje que lo afecta.
Es
casi un hecho que los países tutelares - dioses lares de esta pobre
América Latina - saquen la escalera al gobierno de González
Macchi, que se ha vuelto un problema internacional, y es un hecho
que prefieran la legitimidad a cualquier otra solución, como sería
la de un golpe militar puro y duro, pero es un hecho también que
nadie piensa que Franco hará otra cosa que agravar la crisis
dejando el ancho camino abierto para que en el 2.003 gane, sin
esfuerzo alguno, el Gral. Lino César Oviedo, a quien ya consideran
indispensable para intentar la solución.
Franco
contribuye a afirmar esta presunción con su absoluta incapacidad
para asumir el liderazgo de una nación totalmente desconcertada y
agobiada por la crisis.
Franco
insiste en mantener a su lado a personas como Armando Espínola, de
quien se sabe perfectamente que sirve a los intereses del ex
presidente Juan Carlos Wasmosy, al que ayudó a eludir a la Justicia
evitando votar su desafuero en el Senado. Mientras Espínola sea el
vocero del Dr. Franco, no será creíble. Y Espínola no solamente
es el vocero sino el único vocero.
Franco
no tiene equipo para enfrentar la crisis. Nadie sabe quien podría
ser su Ministro de Hacienda ni qué medidas aconsejaría adoptar
para la coyuntura. Nadie sabe que filosofía tiene, ni si su
gobierno se inclinará por el liberalismo o el socialismo que lo
fascina. Franco tiene una estrategia; la del pez de la fábula, que
pasaba por sabio siendo solamente mudo.
En
estas condiciones el inevitable cambio de un usurpador impresentable
como González Macchi se dilata. El no se quiere ir, y su sucesor
legítimo no quiere venir. En esta coyuntura los radicales se portan
como el pié de una pareja jugando truco: "Venga callado"
dice, y no se sabe si es porque tiene el as de espadas o no tienen,
entre ambos, nada.
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