¿Qué
es el Estado? Dependiendo de la concepción que uno tenga de
la naturaleza del poder, el Estado recibirá distintas
definiciones. Luis XIV `proclamaba el Estado soy yo, para
recalcar su soberanía absoluta y su derecho divino de ejercerla;
Bismarck concibió un Estado con vida propia, diferente a la del
pueblo, con derechos y obligaciones especiales que superaban los
derechos del individuo y le imponían determinadas obligaciones;
Mussolini decía, siguiendo el concepto bismarckiano, que todo
dentro del Estado y nada fuera de él. Los marxistas o mejor
dicho Marx- preconizaba la desaparición del Estado y sus terminaron
creando un monstruo espantoso; Hobbes hablaba del Estado Leviatán.
Los demócratas liberales decían que el Estado es la organización
jurídica de una nación. Para el concepto liberal el
Estado carece de vida propia, y tiene apenas la
que el pueblo le asigna.
Yo
creo que el Estado es una ficción creada para defender en conjunto
los derechos inalienables de los individuos, que existen antes de
toda concepción jurídica y por el simple hecho de pertenecer a la
raza humana. Hoy el Estado se podrá confundir con la patria,
el lugar donde uno ha nacido, pero mañana tal vez sea la organización
jurídica del planeta Tierra. Si bien entonces me siento ligado al
concepto patria no me siento en absoluto ligado al concepto
Estado, más que por una cuestión de conveniencia. Si estoy
dispuesto a morir por defender el lugar en que nací, no estoy
dispuesto a
nada por defender una organización que no me satisfaga.
Es
obvio que para mí el Estado no tiene vida propia
independientemente de la vida de los ciudadanos privados, ni tiene
intereses diferentes, ni derechos supremos, aunque sí tiene
obligaciones hacia sus creadores y contribuyentes. El Estado
es, para mí, una organización diseñada por el pueblo, para su
beneficio, y que debe ser rediseñada si no cumple con las
disposiciones que le dieron forma y existencia.
En
este esquema de pensamiento el gobierno es apenas el administrador
de la voluntad del pueblo y el que hace cumplir las
disposiciones que ha diseñado el pueblo para que el Estado
funcione. El gobierno entonces tampoco tiene más derechos que los
que le señala el pueblo. Tampoco el gobierno tiene intereses
diferentes ni superiores. Tiene los intereses y los objetivos que le
señala la ley. Fuera de ellos, es usurpador y tiránico.
Si
se comprende esto, que es la esencia del sistema democrático
liberal de gobierno, entonces se comprenderá por que los liberales
se oponen a que se hable de una necesidad del Estado con el
fin de aumentar la contribución o de una razón de Estado
para justificar actos que vulneren la libertad o la propiedad
individuales, o el derecho de alcanzar la felicidad. La
democracia social, sin embargo, admite el concepto
bismarckiano del Estado, al que le otorga derechos y prerrogativas
que se imponen al ciudadano.
Hoy la lucha política en el mundo vuelve al enfrentamiento entre
los
que conciben un Estado obediente al individuo y los que
conciben a los individuos obedientes al Estado. Así se
planteará en un futuro muy cercano en todos los países del mundo
con respecto a la creación del nuevo Estado universal, que
surgirá del Internet, la globalización y la libertad de comercio.
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