Después
de una borrascosa sesión del Comité Político, en la que el Sr.
Alfredo Jaeggli casi va a las manos con el diputado Edgard Villalba,
el PLRA resolvió solicitar a la Cámara de Diputados el juicio político
al usurpador Luis
Ángel
González Macchi. Dijo el Sr. Carlos Amarilla, pre candidato a
Intendente de la ciudad de Fernando de la Mora, que a González
Macchi no había que pedirle la renuncia, sino echarlo a empujones.
Yo coincido con él y con aquellos que solicitarán el
enjuiciamiento.
En un primer momento algunos miembros del partido se
mostraron renuentes a pedir el juicio político. No hay que olvidar
que participaron plenamente del gobierno de marzo y la conspiración
que lo hizo posible. Al ser cómplices del derrocamiento del
gobierno constitucional y legítimo, se oponían a un juicio político
por ilegitimidad. ¿Como si habían colaborado estrechamente con la
conspiración y el gobierno que había nacido de ella hubieran
podido comportarse de otra manera? Pero ahora no se trata de
ilegitimidad, sino de corrupción y pura delincuencia.
González
Macchi no solamente es ilegítimo a estas alturas, sino que ha mal
desempeñado su mandato, ha permitido la peor corrupción conocida
en el Paraguay desde 1811, ha dilapidado las posibilidades de
desarrollo del país y está acusado de dos delitos específicos:
Uno haberse beneficiado con la posesión ilegítima de un automóvil
robado en Buenos Aires cuyos papeles ordenó fraguar y, otro, el ser
parte de una conspiración para utilizar ilegalmente los fondos de
dos bancos en liquidación, el Unión y el Paraguayo Oriental.
González Macchi es un baldón para la República. En sus
viajes al exterior llevó un equipo de "modelos" de vida más
liviana y ofendió a tal punto a todo el mundo que su propia esposa
lo abandonó en Buenos Aires antes de embarcarse para Alemania. Su
conducta privada es digna del peor desarreglo y su conducta pública
no le va en zaga. Ha permitido persecuciones y torturas a sus
enemigos políticos durante el tiempo que duró su gobierno de
emergencia, presionó a las autoridades judiciales para seguir con
la persecución, guardó silencio cuando altos exponentes de su
gobiernos se embarcaban en asaltos a mano armada y nada dejó de
hacer para que se lo considere un peligro público.
A
este personaje querían defender algunos radicales pretextando que
"no existía número para enjuiciarlo políticamente. Alfredo
Jaeggli, en su enfrentamiento con Villalba, amenazó con
denunciarlo, a él y su grupo, como recibiendo salarios de González
Macchi. Esto inclinó la balanza.
González Macchi será acusado por el bloque radical de la Cámara
de Diputados y se buscará su juicio político, haya o no número
para conseguirlo. Ocurre que si se consigue el número, la ANR en
pleno tendrá que cargar con la mancha de haber mantenido en la
presidencia de la República a un usurpador cuya conducta es digna
de atención policial.
Entretanto los gobiernos del Brasil, porque necesita un títere
en el gobierno paraguayo para apropiarse por entero de la usina de
Itaipú, y los Estados Unidos, no se sabe por qué razón, apoyan a
un estado de cosas que hará estallar, más tarde o más temprano,
el deseo paraguayo de vivir en democracia. Yo personalmente
responsabilizo a esos dos gobiernos de la permanencia de González
Macchi en la presidencia de la República.
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