Los
Obispos paraguayos han planteado un diálogo entre lobos y ovejas, y
pretenden que los lobos cambien su naturaleza y, de la noche a la
,mañana, por milagro, dejen de ser los corruptos, torturadores y
violadores de la Constitución que sn, para convertirse en
estadistas. Para eso ha requerido el apoyo de los despojados,
perseguidos, torturados, vejados, anulados políticamente y, cosa
curiosa, lo han conseguido.
Es
que el temor que tienen los políticos paraguayos - y el pueblo en
general - a la sotana, no viene de ahora, sino que está inculcado
profundamente en la conciencia popular. En el Paraguay el: "Paí
ma jheí" o el cura lo dijo, es palabra santa.
El
caso es que todo el mundo sabe que dos Obispos, comprometidos con el
régimen de marzo, usurpador y violador sistemático de la
Constitución, son los orientadores de este diálogo, que es un
salvavidas arrojado al gobierno en el momento de su hundimiento. Son
dos Obispos que tienen lazos muy fuertes con la casta gobernante, y
algún techo de vidrio muy delgado. Quieren, y están obligados a
trabajar con el gobierno.
Uno
de ellos ha querido ser Cardenal, pero parece que el Vaticano no
esta dispuesto a darle el capelo, por razones de naturaleza. El
otro, tiene problemas similares, pero además, fuertes lazos
militares. Es General, contra todo lo que manda la Constitución.
Ambos, han sido los protagonistas del esta movida eclesiástica que
no resolverá otra cosa que la permanencia de la usurpación, a
costa del crédulo pueblo paraguayo.
Los
Obispos quieren atacar la corrupción bajo el comando directo de los
corruptos. Quieren atacar a la pobreza, bajo el comando directo de
quienes con s latrocinio desvergonzado, la han aumentado. Quieren
atacar el contrabando bajo el comando directo de los
contrabandistas. Quieren hablar de democracia con quienes han
derribado la democracia y de institucionalización con quienes a
diario se burlan y pisotean la Constitución. En realidad lo que
quieren es engañar al pueblo bajo el manto eclesiástico, y lo están
consiguiendo.
El
andamiaje que sostiene a este gobierno paraguayo es el del
contrabando, la corrupción y la fuerza; los eclesiásticos
pretenden hacer creer que porque dos Obispos podrán cambiar las
cosas. Eso es antinatural, pero en ellos no es extraño.
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