En
el seno del oficialismo derrotado en las elecciones del 13 de agosto
han aparecido dos grupos bien definidos: Uno, el de los halcones,
que se niegan a reconocer la derrota y plantean soluciones de tipo
autoritario y violento, cuya jefatura la ostentan Ramón Barchini,
José Planás y Juan Carlos Galaverna y, otro, el de las palomas,
cuya jefatura se atribuye directamente al senador Luis Angel González
Macchi, que propone
arreglos políticos con los vencedores.
Barchini
y Planás son hombres de Gustavo Stroessner y responden a directivas
venidas desde Brasilia, donde reside el hijo del anciano ex
dictador. Juan Carlos Galaverna es el operador estrella de Juan
Carlos Wasmosy, que responde en última instancia a los llamados
barones de Itaipú, una logia formada al estilo de Propaganda
Due de Licio Gelli, que participó activamente en su fundación a
principio de los años ochenta del siglo pasado.
Los
halcones tienen mucho que perder si cualquier arreglo político
los desplaza del gobierno, y como son los grandes derrotados
cualquier arreglo político será indudablemente a su costa.
Barchini y Planás han vendio disponiendo de los bienes del Estado a
su antojo y Wasmosy tiene que responder a serios cuestionamientos
hechos a su gobierno, donde se dice que se robó más de seis mil
millones de dólares. Por otro lado, ambos grupos tienen que
aclarar, ahora en serio, lo ocurrido con el Dr. Luis María Argaña
y en la Plaza del Congreso en marzo de 1999.
Según
se afirma en Asunción Luis María Argaña murió de muerte natural
unas seis horas antes de ser fusilado en la calle, en una casa que
no era la suya y en condiciones non sanctas. Según se afirma,
fueron precisamente Planás y Galaverna los que , con la complicidad
de Maura Harty entonces embajadora de los Estados Unidos, los que
organizaron la comedia del fusilamiento para derribar al gobierno
constitucional.
Como
el supuesto atentado no bastó, se afirma que Wasmosy lanzó sus
militares a sueldo a organizar los sucesos de la Plaza del Congreso,
que culminaron con
siete muertos. Se acusa vox populi al Gral. Morel
Garay de haber estado en el tejado del Palacio Legislativo, con
gente armada que disparó indiscriminadamente sobre los
manifestantes.
Estas
afirmaciones se asientan en la presentación de testigos falsos que
impidieron
una investigación seria del caso Argaña y la negativa de la
embajadora Harty a dar la ayuda que el gobierno constitucional
paraguayo solicitó de inmediato; los casos de la Plaza
fueron más burdos aún. No se practicó ninguna autopsia y
simplemente se atribuyó, otra vez con testigos falsos, a gente
inocente ya sobreseída
los crímenes.
La
cuestión es que los ·halcones aparentemente van quedando
solos porque incluso se dice que planificaron el asesinato de Walter
Bower, actual ministro del Interior, para provocar el estado de
emergencia y la suspensión de las elecciones el día 12 de agosto.
Un aviso oportuno hizo que el complot no pudiera ser realizado, pero
aparentemente Bower tomó debida nota de lo que estaba ocurriendo y
procedió a tomar distancia de los halcones.
La última intentona del grupo bárbaro, fue la realizada frente al
Supremo Tribunal de Justicia Electoral el 15 de agosto al atardecer,
cuando quisieron asaltar el local para destruir las evidencias de su
derrota electoral.
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