El
Sindicato de Periodistas del Paraguay ha dado a conocer un comunicado
sorprendente para cualquiera que no conozca como nació y para qué, y
quienes lo integran. Han dicho se trata de periodistas que no
hay que publicar los documentos que está publicando La Nación sobre
el crimen del viernes negro del marzo de 1999 porque tergiversan la
historia.
Los
documentos son evidencias recogidas por la Policía Nacional el día
de los sucesos y los días posteriores. No solamente son informes de
profesionales que vivieron los hechos, sino fotografías que han
cambiado por completo la historia que los periodistas del SPP
han querido vender al país.
La
misión del periodista es presentar los hechos como son. El periodista
de opinión puede especular sobre esos hechos, pero no debería
cambiarlos. Si lo hace deja de ser periodista para convertirse, en el
mejor de los casos, en un fabulador.
Todo
el mundo sabe y conoce este principio cardinal del periodismo.
Presentar los hechos tal cual ocurrieron y luego, cuando se opina, dar
la interpretación que el intelecto de cada uno permita presentar. Si
esa es la misión del periodista, el pretender ocultar evidencias de
un suceso, y abogar subrepticiamente por la censura, es antiperiodismo
puro.
Y
eso es lo que hace el SPP de la mano de sus asociados más conspicuos,
que se encuentran metidos hasta el cuello en la desinformación
difundida durante los primeros días del gobierno de facto que aqueja
al Paraguay, nacido de un golpe de estado.
La
credibilidad es lo que distingue a los periodistas de los fabuladores.
La credibilidad no se gana inventando cosas y sucesos sino informando
objetivamente y con evidencias. Los periodistas que se nuclaan en el
SPP han desinformado, y ante la presentación de pruebas que los
desenmascaran, pretenden la censura para ocultar las evidencias.
Una
conducta más reñida con el verdadero periodismo, es imposible.
Esos
periodistas - ¿o debería llamarlos seudoperiodistas? no
solamente han cometido el pecado o el error de desinformar, sino que
demuestran ahora que la desinformación fue deliberada y que no tienen
la menor intención de reparar el daño una vez conocida la verdad. No
quieren que la verdad sea conocida. Y esto es extremadamente grave.
En
otros países se desinforma también, como hemos visto recientemente
con las elecciones estadounidenses, durante las cuales CNN desinformó
sobre los verdaderos resultados del estado de la Florida, pero cuando
quedan en descubierto hacen lo posible por disfrazar su pecado porque
saben que sin credibilidad desaparecerán.
En
el Paraguay los desinformadores no solamente insisten en la
desinformación sino que se alzan contra las evidencias y piden que se
las suprima, en un esfuerzo tenaz para que no se conozca la verdad.
No tengo intención de hacer un análisis de quienes son y porqué actúan
así los desinformadores del SPP, porque no quiero hacer en argumentos
ad hominen. El hecho es que el SPP pretende censurar la presentación
de evidencias porque estas demuestran que su versión de los sucesos
de la plaza del Congreso en marzo de 1999 es más falsa que un dólar
rojo, o Gumersindo Aguilar, su testigo estrella.
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