A
poco menos de un año de la finalización de su mandato, el Dr. Martín
Burt
puede ser ya calificado como un fracaso completo. En el tiempo que
le queda difícilmente podrá revertir todo lo malo que ha hecho y
lo bueno que ha dejado sin hacer.
Burt
llegó a la Intendencia de Asunción a caballo de una gran
esperanza, que lo convirtió en un fenómeno, ya que era un
outsider en política y se había enfrentado, prácticamente
solo al entonces todopoderoso caudillo radical auténtico Dr.
Domingo Laíno. Esa esperanza se vio reflejada en la votación que
lo llevó a la Intendencia y en los primeros días de febril
actividad, en los que limpió el Mercado 4 por primera vez en
cuarenta años. Pero el relumbrón se quedó en eso, en simple y
fugitivo relumbrón.
Pronto
la ciudadanía asunceña vio como las calles se deterioraban sin
arreglo de ninguna clase, mientras Burt se dedicaba a mimar a los
marginales asunceños, en la creencia que ellos eran más
importantes que los contribuyentes. La ciudad de sucia que era se
convirtió en asquerosa, y se comenzó a hablar de negociados de
todo orden manejados por Esteban Burt, el hermano del Intendente,
quien sin cargo municipal alguno se constituyó, sin embargo, en el
verdadero dueño de la Municipalidad.
La
estupidez del co gobierno restó también efectividad a Martín
Burt, que nunca supo como sacarse de encima el clavo de los
encuentristas que pretendían formar parte igualitaria de su
gobierno. La lucha política interna provocó una serie de marchas y
contramarchas durante las cuales el prestigio que le quedaba a Burt
se fue deshilachando hasta quedar en girones.
Las
calles de Asunción fueron el gran problema. Jamás, durante todo el
tiempo que pasó de su mandato, pudo Burt solucionar el problema de
los baches, y transitar por Asunción en automóvil se convirtió en
una verdadera pesadilla. Las obras de infraestructura fueron todas
cuestionadas por el intenso olor a negociado que emanan, y por la
manifiesta ineficiencia con que se manejan y controlan.
Burt
no limpió a Asunción, sino todo lo contrario. La ciudad jamás
estuvo tan sucia como lo está ahora y parece no haber esperanzas de
que sea limpiada alguna vez. De las promesas de Burt solo puede
rescatarse el caso del Mercado 4.
Por
otra parte, Burt, demagógicamente, quizá pretendiendo llegar a la
presidencia de la Republica, entregó las mejores zonas a la gente
marginal, como por ejemplo la ribera del río Paraguay al sur de
Asunción, aledaña al Puerto de Itá Enramada. Creó una zona de
favelas en la entrada de Asunción con lo que destruyó una zona
residencial de primer nivel.
Las
concesiones de Burt a la polución ambiental sónica ya no
tienen nombre, y los vecinos se ven acosados todos los días por el
estruendo feroz de bailantas por todas partes, para solaz de los
vagos y tormento de la gente trabajadora.
Yo escribí un artículo antes de las elecciones, publicado en La
Nación, denominado Por que voy a votar por Martín Burt .
Pido a la ciudadanía que me perdone por esa terrible equivocación.
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