La candidatura radical a
la vicepresidencia de la República, que según la Constitución debería ser para ocupar
inmediatamente el sillón presidencial en manos hoy de un usurpador, está vacía. Figuran
dos personas, pero ningún candidato. Ni Julio Cesar Franco ni Luis Alberto Wagner tienen
estatura política o intelectual como para pugnar con alguna posibilidad de ganar.
Si bien Luis Alberto Wagner tiene alguna experiencia administrativa por
haber sido gobernador del Departamento Central durante cinco años, carece en absoluto de
visión de estadista, y está aferrado a ideas que eran antiguas en el año 1950 y que son
sencillamente arcaicas, además de reñir con el pensamiento liberal; egresado de la
Universidad de Córdoba, en Argentina, formó parte de una generación signada por la
convicción "revolucionaria" de izquierda y es reacio a toda reforma del Estado,
asunto que no comprende ni quiere comprender. Es un político de comité, electoralista,
de ideas limitadas.
Julio Cesar Franco fue intendente de Fernando de la Mora, donde no
aportó nada. Médico recibido en la Universidad de Asunción, tiene una formación
filosófica endeble y es notoria su falta de ideas claras.
Diciéndose "liberal" es ferviente admirador de los dos
peores tiranos que tuvo el Paraguay; José Gaspar França o Francia como se hacía llamar,
y Francisco Solano Rojas, o López como quedó para la historia.
Historiador aficionado, no tiene otro discurso que el referido a los
hechos del pasado, cuya esencia no comprende. O el referido a la componenda política, que
maneja bastante bien, porque es, por naturaleza, un contemporizador.
Ninguno de los dos ha establecido una línea política clara con
respecto al triunfo en las elecciones en caso de producirse, y ambos navegan en dos aguas,
Franco más que Wagner, ya que su naturaleza lo impulsa a lo que los paraguayos llaman
"camanduleo". Ninguno de los dos ha dicho claramente si reclamará o no la
presidencia, como por Constitución corresponde, o que hará en el caso que lleguen a
ganar.
Como ninguno de ellos es alternativa, es casi seguro que serán
perdedores, Julio Cesar Franco con mayor seguridad que Wagner. Y es muy probable que su
derrota sea en el fondo una bendición para el país, dadas sus características y su
falta de pensamiento. Con cualquiera de ellos el Paraguay podría pasar de una
inaguantable guatemala o un mortal guatepeor.
El caso es que el Partido Radical, fundado en 1977 que pretende
ser el heredero histórico del Partido Liberal Paraguayo lamentablemente desaparecido
no tiene candidatos para las elecciones del 13 de agosto del 2.000, cuando se
cumplirán 64 años del ultimo retorno del liberalismo al poder.
Es trágico para la enorme cantidad de gente que adhiere al pensamiento
liberal estar inhibida de participar en unas elecciones en las que tiene mucho que decir,
o mejor, en las es la única que tiene realmente algo que decir. Los radicales, que son
los que usurpan la representación liberal y se disfrazan con su nombre y su historia,
presentan un enorme vacío.