Todos
los paraguayos recordamos los autoatentados realizados en las casas
de los senadores Francisco José de Vargas y Mario Paz Castaing, que
sirvieron para dar comienzo a una serie de infundios y calumnias
tendientes a exterminar a un sector político paraguayo. Una granada
que milagrosamente dio en una planta de mago y le provocó
algunos rasguños y otra que milagrosamente rebotó en la caja
de un acondicionador de aire y estalló mansamente como un petardo
lograron que la prensa adicta al oficialismo lanzara los epítetos más
salvajes contra quienes ya estaban condenados de antemano. Los
autoatentados y los testigos falsos son, en esta época paraguaya,
los prolegómenos de la persecución.
El
domingo, Félix Argaña, candidato de la coalición oficialista
compuesta por colorados argañistas, encuentristas
caballerovarguistas y radicales lainistas, llevó a cabo un acto al
que no asistió prácticamente nadie
de la ciudad, en Pedro Juan Caballero se escribe con v
corta, tal como firmaba el prócer y en el que, curiosamente,
estalló una especie de cóctel molotov según la policía- que
incendió una parte ínfima de la tarima. ¿Atentado o autoatentado?
¿Quién
puede pretender atentar contra Félix Argaña, un candidato tan escuálido
electoralmente hablando, que hasta sus propios correligionarios
rechazan? Nadie en su sano juicio. Pero los eternos conspiradores,
del tipo Francisco de Vargas, Luis Alberto Mauro y sobre todo Juan
Carlos Wasmosy si tienen interés en que haya una nueva especie de
marzo paraguayo con el que liquidar varios pájaros de un
tiro. Pretenden volver a perseguir al oviedismo y de paso suspender
unas elecciones que presumen perdidas. El estado mayor de Wasmosy se
repite.
¿Quién
perderá el 13 de agosto en las elecciones? Félix Argaña no,
porque es joven y está haciendo sus primeras armas. Si pierde podrá
fácilmente recomponer sus líneas con mayor experiencia. ¿La ANR?
De ninguna manera, porque para ganar el Dr. Franco necesita del
apoyo de un sector apreciable de ese partido, que como no es
improvisado en política, sacará su buena tajada. Pierde Wasmosy,
que tendrá que ser juzgado de una buena vez por todas por todo lo
que ha hecho contra el Paraguay.
Wasmosy
tiene 140 procesos en perspectiva, desde la mera autocontratación
cuando era presidente, hasta los crímenes de marzo; desde el
negociado del estacionamiento de Asunción hasta el intento de venta
del segundo puente sobre el rio Paraná, pasando por los negociados
del Rolls Royce y el avión presidencial. Wasmosy realizó una
presidencia harto irregular y la gente quiere que sea juzgado por
eso. Si gana Franco, aún si quisiera, no podría defenderlo. Tendrá
que ser juzgado, y eso llena de terror a Wasmosy. Y como tiene los
medios, actúa en consecuencia.
Hasta
hoy no se analizó qué paso el 18 de mayo pasado. Muchos dicen que
Wasmosy compró a varios generales para hacer la comedia del golpe
con
el objetivo de parar las elecciones. Ahora habrá que
investigar si su estado mayor, que funciona a todo trapo en su casa,
no ha fraguado este nuevo autoatentado.
¿Un
cóctel molotov para eliminar a Félix Argaña? Ridículo. Con un cóctel
molotov se incendia un tanque, pero es inane para un atentado
personal. Pero, bien manejada la prensa, podría ser un buen
pretexto para desatar una nueva caza de brujas. Tal vez mañana
escuchemos a Juan Carlos Galaverna tronar desde la radio de Wasmosy,
pidiendo la cabeza de sus enemigos, utilizando como pretexto esta
nueva estupidez.
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