LA CONSPIRACION
LIBERAL
Alberto Vargas Peña (miembro de la Fundación Libertad)
El diputado Angel Barchini, ex juez, de prosapia innegablemente
stronista, ha denunciado una "conspiración" liberal/oviedista para derribar al
usurpador senador Luis González Macchi mediante el "juicio político". La
denuncia es asombrosa, aún para un país acostumbrado al delirio permanente.
El Paraguay es, supuestamente, una democracia constitucional. La
Constitución prevé el juicio político para los mandatarios que mal desempeñen su
mandato. Reunirse y establecer normas para un juicio político no constyituye
"conspiración" a menos que uno crea que el poder se alcanza por la gracia de
Dios o designio del tirano.
Barchini hasta ahora no sabe distinguir lo que es una democracia de una
dictadura, bajo la cual nació, fue arropado, se le regaló el cargo de juez, y se le hizo
creer en que el país le pertenecía.
Yo no estoy a favor del juicio político a González Macchi porque no
se puede juzgar constitucionalmente a un usurpador. Al usurpador se le arroja del cargo,
no se el enjuicia para removerlo. ¿Cómo se podría enjuiciar a alguien por mal
desempeño del mandato, si no tiene mandato?
Al usurpador se le juzgará una vez puesto en la calle, Código Penal
mediante, y de lo deberá enviar a la cárcel. Derribar a un usurpador no constituye
"conspiración" sino un deber ciudadano establecido inequívocamente en el
artículo 138 de la Constitución.
Cualquier acuerdo que hagan liberales y oviedistas, colorados
disidentes, encuentristas y quienquiera que sea, para derribar al senador González Macchi
y apartarlo del gobierno, será un acto lícito, a tenor del citado artículo 138.
Todo paraguayo tiene el derecho y el deber de hacer cuanto esté a su
alcance para terminar con la usurpación.
Nadie tiene obligación de obedecer, contribuir con o respetar a un
gobierno usurpador. Y el gobierno de González Macchi indudablemente es ilegítimo y
usurpador, porque así lo hacen saber los artículos 3, 227 y 234 de la Constitución, y
las actas de la Convención Nacional Constituyente.
No importa lo que digan Stephen McFarland, Carlos Fernández Gadea o
Alberto Ramírez Zambonini, que ellos sí forman parte de la conspiración
antidemocrática que ha hundido al Paraguay.
Los términos de la Constitución son tan claros, que no hay
tergiversación posible. Todo lo que se diga o haga en contra del texto intergiversable de
la Constitución es nulo y sin valor, no existe y nadie está obligado a respetarlo.
Barchini pretende hacer creer que todo lo dicho no existe, y que el
gobierno de González Macchi tiene legitimidad y por consiguiente buscar su derrocamiento
sería "conspirar". Cree que todavía es juez de la dictadura, y que su palabra
es ley porque estaba respaldada por los esbirros de Stroessner. Su mentalidad no ha
cambiado en absoluto.
Cuando se enfrente con la realidad va a sufrir un chasco muy grande.
Cuando el país retorne a la democracia, su vena fascista será expuesta al sol. Y
causará pena y risa. Y también ira ¿ por que no?
Barchini cree que los liberales y los oviedistas carecen de derechos,
porque no ha podido superar la mentalidad que le fue inculcada en sus años mozos, cuando
acunado por la amistad de su padre con el dictador, hacía lo que quería en el Paraguay.
Pero ocurre que hoy liberales y oviedistas tienen 44 votos sobre
ochenta en la Cámara de Diputados y si se juntan le harán morder el polvo de la derrota
una y otra vez, hasta que la democracia retorne.