Acaba
de ser descubierto por el diario La Nación de Asunción, que el
padre del vicepresidente de la República es médico de PETROPAR,
una empresa del estado paraguayo. PETROPAR es una de las empresas
ficticias, organizadas para esquilmar al comprador de combustibles,
y ha sido denunciada, desde su propia formación, como una de las
cajas negras del régimen.
El
Partido Liberal y el Partido Liberal Radical Auténtico han hablado
pestes de PETROPAR, cuyo pasado es más negro que el petróleo crudo
que jamás procesó. Pero el Dr Cástulo Franco, aprovechando la
coyuntura de que su hijo es vicepresidente de la República se ha
hecho nombrar médico de la institución, que no necesita un médico
para nada.
Lo
que le han dado a Cástulo Franco es una prebenda, una pequeña,
miserable y rastrera prebenda de quinientos dólares mensuales, que
como él mismo lo relató a la emisora 9.70 AM
estaba necesitando mucho, porque tenía problemas económicos.
¿Es
que ya no queda decoro en la República del Paraguay? Julio César
Franco, el hijo del médico contratado por PETROPAR analiza, según
se miente, pasar a la oposición si su partido, el Radical Auténtico
me niego a llamar liberal a esa asociación así lo ordena
en la Convención de marzo del 2.001.
Tal
análisis es una falsedad completa, puesto que, por lo que se ve, lo
que está analizando Franco es cómo situarse mejor dentro de las
componendas que existen en el gobierno, cuya repartija solicita.
Cástulo
Franco le ha dado la razón a Euclides Acevedo, quien al ser acusado
de prebendario ha dicho que nadie puede hablar de eso porque al
ministerio acuden todos los días a pedir favores ilegales. Había
sido que el primero en hacerlo era Cástulo Franco, que ahora obtuvo
el favor, que inmediatamente ganó estado público. Un menguado
favor, insignificante, de quinientos dólares mensuales con los que
ha puesto en tela de juicio la dudosa honestidad de su hijo.
¿Por
qué Yoyito Franco no ha exigido la presidencia como era de su
derecho y como prometió al pueblo que haría? La razón ahora es
evidente. Apuesta a un nuevo prebendarismo que comienza, cuando no,
por la propia casa. Su padre ha conseguido una canonjía, le han
inventado un puesto que innecesario, que eleva la lista de los
empleados públicos. Médico de PETROPAR, una empresa intermediaria
en la venta de combustibles, que no lo necesita.
La
gente ya se pregunta que validez tienen las afirmaciones de Yoyito
Franco cuando habla del achicamiento del estado, cuando su propio
padre requiere, solicita y ocupa una canonjía pagada por el pueblo.
Su credibilidad ha quedado arrastrada por los suelos, si es que
todavía quedaba algo después de su felonía al desentenderse de
las promesas hechas al pueblo.
Yo creo que la falta de alcurnia ha terminado por desenmascarar
definitivamente a estos radicales que alguna vez pretendieron tener
la patente de pureza. Otros dicen que no es la alcurnia lo que
falta, sino el decoro. Como quiera que sea, la medida está a la
vista. ¡Y que menguada es!
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