Claudio Gimenez, obispo de confesión católica, se
permitió criticar la posición del PLRA dentro del "diálogo"
planteado por la Iglesia Católica Apostólica Romana -ICAR-. Dijo
que "no se progresaba, porque existían dos posturas
duras", refiriendose a las del PLRA y de Julio César Franco,
vicepresidente de la República.
Miguel Abdón Saguier, presidente del PLRA ,
se manifestó indignado por lo dicho por Gimenez, porque colocaba
"al PLRA y al vicepresidente de la República como los malos de
la película". La posición de Saguier fué adoptada a raíz
del contenido de las expresiones de Claudio Gimenez, y no a su
capacidad de expresar una opinión política. Desde luego, al
aceptar el PLRA dialogar con la ICAR o bajo el palio de la ICAR,
aceptó, le guste o no, una suerte deliderazgo, que para los
verdaderos liberales es inaceptable.
Lo que diga Claudio Gimenez no es importante. Lo
importante es que crea que tiene facultades para decirlo, cuando la
realidad es que como miembro de un estado extranjero, dependiente
directo de una política exterior externa, no tiene ningú derecho
de inmiscuirse en los asuntos internos paraguayos. Claudio Gimenez
es dignatario de una institución que reconoce como jefe máximo a
un monarca, Karol Wojtyla, conocido como Juan Pablo II, y por
consiguiente no tiene el menor derecho de inmiscuirse en la política
interna del Paraguay.
Por otra parte el liberalismo ha sido el tradicional
adversario de la ICAR, a la que ha negado siempre el derechos de
hacer política. No solamente por el hecho de que no existen en
realidad Iglesias nacionales sino porque la ICAR, sistemáticamente
ha negado la libertad humana y, por ende, la democracia. La ICAR no
es democrática.
Además, todos los ministros de cualquier confesión
tienen una inhabilidad absoluta según la Constitución paraguaya.
No pueden ser candidatos a ningún cargo electivo, lo que quiere
decir que se les niega el máximo derecho ciudadano.
A pesar de todo esto, el PLRA presidido por Miguel
Abdón Saguier aceptó dialogar dentro del marco propuesto por la
ICAR, no se sabe con quien ni para qué. El error ha sido del
PLRA, porque se sabía perfectamente que la ICAR estaba embarcada en
un proyecto político de largo alcance y porque lo que buscaba ahora
era simplemente dar aire a un globo que se desinflaba. Hubiera sido
un milagro que la ICAR, por medio de alguno de sus jerarcas, no
responsabilizara al PLRA de no avanzar hacia la protección del
gobierno, puesto que el PLRA era el que se encontraba liderando la
exigencia de que el gobierno se vaya.
La ICAR se encuentra embarcada en la reconquista del
poder efectivo en el Paraguay y para eso ha lanzado su movimiento
llamado "Paraguay Ja Ipotava" - El Paraguay que queremos-
que prepara la candidatura de Pedro Fadul a la presidencia de la República
en el 2003. Para conseguir sus propósitos la ICAR necesita mantener
el gobierno usurpador, que se desprestigia día a día, por una
parte, y eliminar la competencia, representada por el PLRA. Mientras
más se hunda el gobierno, es mejor para el proyecto de la ICAR,
pero no quiere que sea reemplazado por el PLRA. Quiere que la fruta
esté madura para que en el 2003 le caiga fácilmente en las manos.
El gobierno hundirá a la ANR, y al PLRA lo hundirá la ICAR.
Dentro de este marco, la respuesta de Saguier es
infantil. Lo qu debió hacer como presidente del PLRA es negarle a
Claudio Gimenez y a la ICAR toda facultad de expresar opiniones políticas
y retirar de inmediato al PLRA de esa comedia de diálogo, que solo
busca encontrar un responsable al inevitable empantanamiento, para
descalificarlo en el cercano futuro.
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