Ahora
que parece evidente la estrategia de la que forma parte el Dr. Julio
Cesar Franco, actual vicepresidente de la República, resulta
oportuno preguntarse si en política vale todo, y si el
maquiavelismo sigue tan campante como en la época de César Borgia.
Si
en política vale todo, el fin principal de ella es la conquista
y retención del poder, y entonces Locke y los
constitucionalistas estadounidenses, que enseñaron lo contrario,
estaban totalmente equivocados.
En
la democracia liberal lo que importan son los medios. Dentro de esa
filosofía quien pervierte los medios para alcanzar un objetivo, es
un tirano o un delincuente.
No
se puede ejercer un mandato pervertido, ya sea por el fraude o la
felonía, sin ser un delincuente.
En
el sistema autoritario lo que interesa es alcanzar la autoridad y
ejercerla.
El
Dr. Julio César Franco se presentó a los electores paraguayos con
una imagen: la de un demócrata liberal que pretendía un cargo
electivo con el objetivo de llevar adelante los cambios que el
pueblo quiere. Esos cambios eran, en primer término, acabar con
la usurpación y la ilegitimidad nacidas en marzo de 1999, y con las
persecuciones políticas desatadas en el Paraguay desde esa fecha.
Una
vez ganadas las elecciones con el concurso de todos los paraguayos
que deseaban fervientemente los cambios, el Dr. Franco se mostró
renuente a exigir que el usurpador se vaya, y no solo no reclamó su
derecho adquirido sino que apuntaló el régimen. Impidió un
inmediato pronunciamiento de su partido en l sentido de exigir la
renuncia del usurpador y el cese de toda practica antidemocrática y
abrió, con sus partidarios en el Directorio del PLRA, un compás de
espera para dar tiempo a que la usurpación organizara un nuevo
co-gobierno.
El
hecho indiscutible es que Franco traicionó la promesa electoral.
Las consecuencias del hecho son las que se viven en el Paraguay. La
calificación del hecho es lo que hay que hacer ahora y analizar a
qué es debido.
Franco
quiere co-gobernar con el usurpador. Lo quiere hacer porque estuvo
desde el comienzo con él. Lo quiere hacer mediante un nuevo engaño,
haciendo creer al pueblo que se trata de un avance, cuando no
es más que un retroceso claro.
Para
co-gobernar tiene que pervertir el sentido del mandato que recibió
y traicionarlo. Y como evidentemente no es un demócrata liberal, no
le importan para nada los medios, con tal de conseguir su objetivo.
Es
casi seguro que Franco co-gobernará con el usurpador. Casi
seguramente sus partidarios accederán a ministerios, prebendas,
puestos en Itaipú y Yaceyretá, para aumentar el índice de
corrupción del país.
Todo
permite suponer que en marzo, ganará la Convención del PLRA y no
habrá pedido de renuncia del usurpador.
Gracias
a Franco, el PLRA será destrozado en las próximas elecciones y
pasará a la historia como una asociación que prete3ndió vestir el
traje del gran Partido Liberal paraguayo, y le quedó inmenso. La
excelencia no se alcanza con la canalla.
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