Eduardo
Belmar es un chileno, coronel de Inteligencia del Ejército de
Chile, que estuvo viviendo en el país durante más de un año y
medio. Ahora, después del agresivo allanamiento a sus habitaciones
en el Gran Hotel del Paraguay donde se alojaba, realizado por la
fiscalía de delitos económicos, partió con rumbo desconocido. El
allanamiento no arrojó ninguna luz sobre sus actividades porque
Belmar no dejaba papeles de ninguna clase en su habitación.
¿Cual es la importancia de Belmar? Es, nada menos, el amigo
de Judith González Macchi, con quien sostenía innumerables
conferencias telefónicas diarias y con quien se reunía casi en
forma cotidiana hasta que explotó el caso del desvío de los 16
millones de dólares americanos de los bancos Unión y Oriental. Sus
reuniones no solamente eran con Judith, sino con los directivos
chinos del banco Oriental, y sus comentarios en el hotel hacían
referencia a su intención de comprar el SSBanco, ex BUSAIF. Con ese
motivo también sostenía conferencias telefónicas y entrevistas
personales con Julio González Ugarte, Director del Banco Central
del Paraguay.
Cuando los fiscales de delitos económicos fijaron fecha para
las declaraciones testificales de Eduardo Belmar, simplemente
desapareció. Dejó en el hotel toda su ropa y una cuenta impaga.
¿Estaba realmente Belmar intentando comprar - sin dinero
porque buscaba una garantía de 30 millones de dólares americanos
que no le fué dada el SSBanco, ex BUSAIF, o formaba parte del
equipo que tramó la operación de desvío de los 16 millones de dólares
americanos de los bancos Unión y Oriental ? El caso es que Belmar
era amigo cercano de Judith González Macchi, hermana del usurpador
de la presidencia de la República del Paraguay, quien ahora dice
que no lo conoce.
¿Donde está Belmar? La fiscalía cree que se presentará a
declarar, cosa que yo no creo. Yo pienso que Belmar no está en el
Paraguay y que lo último que tiene intención de hacer es volver.
Se fué justo a tiempo, con lo puesto, como buen oficial de
inteligencia que sabe que su declaración es vital para que se
conozcan ciertas conexiones y no quiere correr riesgos de ninguna
naturaleza. Los amigos pueden convertirse en enemigos rápidamente,
sobre todo cuando se juega el poder y el dinero.
La fiscalía de delitos económicos no tiene un caso contra
él. Solamente lo quiere como testigo. No lo podrán traer a la
fuerza porque nadie lo acusa de nada. Es alguien que salió de las
sombras para volver a sumirse en ellas una vez que su protagonismo
ha terminado.
¿Se le podrá probar algo a alguien sin las declaraciones de
Belmar? Difícilmente. La fiscalía da palos de ciego, porque no
puede hacer especulaciones y si bien sabe que las operaciones
delictivas no se podían hacer sin orden de la presidencia de la República,
no puede probarlo. Los únicos que pagarán el pato de la boda en
este asunto serán los liquidadores, y quizá algún barrendero de
los bancos perjudicados. Entretanto la conexión chilena, que era la
más importante y que los fiscales dejaron hacerse humo, ya no es más
que una anécdota.
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