Me
dijo un político que tiene fuentes de información muy precisas y
veraces, que la última votación que proporcionó al gobierno
usurpador una ley permitiéndole emitir bonos por ochenta y siete
millones de dólares, los votos a favor se cotizaban a diez millones
- tres mil dólares aproximadamente por voto. La fuente le dijo:
"La gente está completamente descorazonada de la acción política,
y ha decidido facturar. A partir de ahora los votos se comprarán y
se venderán al mejor postor. No habrá ya mayorías ideológicas o
principistas sino mayorías adquiridas".
El Congreso paraguayo no fue, desde 1989, el bastión de la
libertad, la democracia y la inteligencia que debió de haber sido.
Gracias al sistema de representación proporcional, estuvo desde
entonces integrado por gente que no se debe a sí misma, sino que
vino colgada del saco de algún caudillo.
Carente
de verdadera capacidad, no respetó la historia, ni la doctrina filosófica que les dio vida, ni se respetó a si mismo.
Ahora ha llegado al colmo. Venden los votos como los pretorianos
vendían el título de emperador, en la Roma de Cómodo y sus
sucesores.
La decadencia moral del Congreso no es patrimonio exclusivo
de los paraguayos. Ya en el Senado argentino, hace un corto tiempo,
se hizo público algo similar. En toda América Latina el sistema de
representación proporcional ha conducido a una institución tan
venerable como el Congreso a su despreciable nivel actual. El
repudio popular al Congreso es tan grande, que ya se habla de su
supresión, a nivel continental.
Me pregunto cual será la institución que reemplace a la
corrompida, que como un maderamen carcomido por las termitas
terminará por derrumbarse. La venta pública y descarada de los
votos, se me antoja, es el capítulo final. ¿Será abolida la
representación popular, y se organizarán gobiernos incontrolables
o la democracia tomará el rumbo de la ateniense gracias a una
tecnología
que permitirá la consulta popular instantánea?
Los partidos han venido construyendo la tiranía partidocrática
desde hace mucho tiempo, haciendo creer que sin ellos la democracia
no puede funcionar, lo que es completamente falso. La gente, que se
ha percatado a medias donde falla el sistema, ya tiene a los políticos
como una ralea cada día más nauseabunda. Y el centro de la acción
política partidocrática es el Congreso.
Yo
siempre he pensado que la representación uninominal podría salvar
una institución que es vital para la democracia representativa.
Todavía lo creo, pero tonto sería yo si no me diera cuenta que los
partidos jamás consentirán en abandonar lo que es el instrumento básico
de su tiranía. El político profesional desaparecería, casi
instantáneamente con la representación uninominal. Parece que no
se puede dudar, en estas circunstancias, que la corrupción irá
acentuándose hasta que "todo salte en pedazos", incluida
la democracia representativa.
La
cuestión es que los votos de los congresistas se compran ya en el
mercado abierto. Tiemblo al pensar que fueron los Congresos europeos
los que , corruptos como estaban, dieron paso a la brutal marea nazi
que venía cantando: " Wir werden waiter marchieren, bis alles
zuzamen felt, heute ist
unser
Deustchalnd, morgen die ganze welt".
Espero que cuando el Congreso partidocrático, podrido hasta
los tuétanos se derrumbe, aparezca la democracia representativa
informatizada, y no las negras SS.
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