En
las postrimerías de los setenta, a raíz de la publicación de un
libro
La Conexión
Latina condensado después por la revista Selecciones del
Readers Digest, se supo que en el Paraguay funcionaba
un
cartel
de la droga, cuyo jefe era el entonces Comandante de la Primera
División de Caballería, Gral. Andrés Rodríguez. La caída de
Auguste Ricord develó algunos secretos y misterios, pero no produjo
el resultado que los
estadounidenses buscaban: Rodríguez no cayó.
Cuando
el gobierno de Alfredo Stroessner se hizo insoportable, fue el Gral.
Andrés Rodríguez el que capitaneó el golpe que lo derribó. Es
muy probable que se haya producido una alianza blanqueadora con el
gobierno de los Estados Unidos, dado el apoyo que le fue dado, pero
Rodríguez no abandonó su posición con respecto a los grandes
negocios. Como le fue torpedeada su reelección, eligió su sucesor:
Un hombre de la logia de los barones de Itaipú. A caballo del
fraude el Ing. Juan Carlos Wasmosy llegó al poder.
El
cartel de la droga siguió trabajando intensamente en y a través
del Paraguay. Un outsider,
el Gral. Ramón Rosa Rodríguez fue asesinado en un
típico
golpe mafioso incluso con el detalle de la lupara -
y Juan Carlos Wasmosy, entonces presidente de la República,
se encargó de apoderarse de un maletín vital, que se decía que
contenía la nueva lista de los jefes del cartel paraguayo, y lo
devolvió a la Justicia, personalmente....ocho días después. El
maletín llegó vacío.
El
hombre que más hizo para blanquear al Gral. Andrés Rodríguez, el
ex embajador estadounidense Timothy Towell, se convirtió en
lobbista oficial de Wasmosy. Towell se había hecho famoso por el
caso Parque Cué donde mediante un acto de prestidigitación
diploteatro se hizo desaparecer 700 kilos de cocaína
pura.
El
caso es que el tráfico de drogas continúa como siempre. No
solamente no ha disminuido sino que ha aumentado en grado
superlativo. El
Gobierno
del Sr. Clinton cerró filas a favor del Ing. Wasmosy por intermedio
del Sr. Peter Romero, cuya sociedad con el traficante internacional
Mark
Jiménez
no se ocultó nunca. En la conspiración que dio por tierra con el
gobierno constitucional del Ing. Raúl Cubas, la participación de
Maura Harty, entonces embajadora de los Estados Unidos fue decisiva.
El
cartel paraguayo de la droga, que no es lo mismo que la logia de
barones de Itaipú que tienen otros intereses, perversos también
pero distintos, tiene un nuevo jefe. Un jefe que tiene conexiones
muy seguras y fuertes con el gobierno del Sr. Clinton, y que se
encuentra completamente a salvo de la acción antidrogas. ¿Quién
es?
Los
rumores en Asunción señalan hacia una sola persona, cuyo poder
ahora es mayor que antes, cuando ejercía la función pública.
Se dan detalles de toda clase y se señalan los puntos geográficos
por donde se mueve el cartel. Se dan las conexiones con el bajo
mundo brasileño, pero no hay evidencias tangibles. Todas son
circunstanciales.
El
paraguayo es un rompecabezas difícil de armar si no se tienen en
cuenta dos factores: La logia de los barones de Itaipú, cuyo jefe
es Enzo Debernardi, y el cartel de la droga. La logia se ha
apoderado de todas las empresas energéticas y maneja el mundo económico
paraguayo a piacere. El cartel maneja el mundo subterráneo.
Los paraguayos se preguntan si hay un nexo entre ambas asociaciones.
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