Dejando
de lado el primer gran escándalo, el de la usurpación, en el que
entra de lleno la Corte Suprema de Justicia con un fallo que quedará
en la historia como el más inconstitucional que se haya producido
en la República, el gobierno del Dr. Luis Ángel González Macchi
se ha encargado de provocar más escándalos en su corta vida - dos
años- que todos los otros a lo largo de la accidentada historia
paraguaya, incluído el perverso y atroz gobierno del Dr. Rodríguez
França y la larga, larga dictadura de Alfredo Stroessner.
El Dr. González Macchi no puede explicar como se hizo de un
automóvil BMW blindado, robado en el Brasil en noviembre de 1988;
no puede explicar como lo recibió, como lo pagó, y de qué manera
hizo que se fabricaran los títulos para que finalmente lo compre el
gobierno paraguayo en ochenta mil dólares americanos, ni a quien se
le entregó ese dinero; no puede explicar qué pasó con el llamado
mega asalto, donde su ex ministro del Interior aparece como el
principal sospechoso de alzarse con unos once millones de dólares;
no puede explicar cómo fue posible que su cuñado preferido, el
abogado Jorge Galli Romanach haya establecido una conexión que
sirvió para hacer desaparecer siete millones y medio de dólares
del Banco Oriental y otro tanto del Banco Unión; no puede explicar
los gastos de viaje de algunas modelos anoréxicas a Alemania, ni
las francachelas pagadas por el gobierno y realizadas en las playas
del Brasil, cuando supuestamente asistía a reuniones del MERCOSUR.
La corrupción ha llegado a tanto que se roba hasta en la
compra de maletines para ejecutivos, como acaba de descubrirse en
Itaipú, donde cada maletín de lujo cuesta cinco veces más de lo
que realmente es el precio del mercado, uno de los cuales fue
encontrado - y devuelto rápidamente en poder del propio vocero
presidencial.
Con esta imagen, cada vez que un paraguayo entra a alguna
parte, la gente corre a guardar sus valores. Que lo diga si no el ex
presidente uruguayo Luis Lacalle Herrera, quien tuvo la mala idea de
sacarse su Rolex de oro, mientras daba una conferencia en el Senado.
A pesar que lo dejó a su lado para controlar su tiempo, se lo
llevaron en la forma más misteriosa del mundo.
La presidencia del Dr. González Macchi, otorgadale por la
Corte Suprema a pesar de la Constitución seguramente pasará a la
historia como el último episodio de la degradación de los
gobiernos paraguayos antes de la reacción. Es imposible pensar que
después de este gobierno pueda venir otro peor.
La capacidad del Dr. González Macchi para provocar escándalos
parece sin embargo infinita. Es seguro que después de esto no podrá
venir nada peor, pero no es seguro que esto sea lo peor que este
gobierno pueda ofrecer.
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