LEGITIMIDAD Y REACTIVACIÓN ECONÓMICA
Alberto Vargas Peña(miembro de la Fundación Libertad)
Publicado como editorial en La Nación de Asunción.
Mucha gente piensa que es posible reactivar la economía desquiciada
del Paraguay sin primero resolver el problema de legitimidad que afecta al gobierno,
calificado por la propia Constitución como ilegítimo y usurpador.
La reactivación económica tiene como paso previo, fundamental e
ineludible, la confianza. Si no hay confianza en el sistema de procedimientos del estado
y, sobre todo, en la justicia no existe la menor posibilidad de que, con buenos proyectos
o sin ellos, se pueda reactivar una economía desquiciada.
Ni el sistema de procedimientos del estado, ni la justicia, pueden
otorgar esa indispensable confianza, cuando el gobierno no es legítimo y es usurpador. El
respaldo del pueblo es también sine qua non para que los proyectos de reactivación
puedan funcionar sin un gasto muy alto en coacción.
Ocurre que no existirá reactivación de ninguna clase si no hay una
inversión previa, que motorice los proyectos. Esa inversión, hoy ya no se discute, debe
ser privada, y como en el Paraguay no hay ahorro interno proveniente de actividades
lícitas el que existe se encuentra a buen recaudo en bancos externos porque
procede de actividades ilegales esa inversión debe necesariamente proceder de
capitalistas extranjeros.
Pensar que los ladrones paraguayos que se han apoderado de inmensas
fortunas a costa del país las traigan para ser invertidas aquí es de una ingenuidad
angelical.
No se puede crear en el Paraguay una sola fuente de trabajo redituable,
competitiva, sin antes invertir entre cinco y diez mil dólares por cada una.
Suponiendo que solamente para cubrir la demanda de primer empleo hay
que crear sesenta mil nuevos puestos al año, se tiene que la inversión mínima debe ser
de por lo menos de 300 millones de dólares en el caso que el costo no supere los 5 mil
dólares por cargo.
Hoy en el Paraguay no solamente hay que crear sesenta mil cargos al
año, sino que hay que reponer casi cien mil que se han perdido en la última década.
Esta es la base de la que hay que partir para hablar de reactivación
económica. Y después falta analizar las posibilidades del mercado y la forma de ser
competitivo, que obliga a instalar, en todas las actividades, tecnología de punta.
Para conseguir una inversión sostenida de esta magnitud hay que
establecer condiciones especiales, ya que la situación geográfica del Paraguay conspira
contra la radicación de cualquier industria, sin contar todavía con la inexistente
infraestructura ni con la productividad bajísima de la mano de obra paraguaya ni los
problemas que crea un Código Laboral ridículo.
Esas desventajas las tiene que eliminar el Paraguay con incentivos.
Si se analiza con objetividad el problema se verá que la legitimidad
juega un papel mucho más importante que el que se le asigna ordinariamente, y que sin
ella todo proyecto de reactivación naufragará, como ha venido sucediendo desde
prácticamente 1989.
Consecuentemente el regreso a la legitimidad debe incluir también
proyectos de reforma constitucional que impidan que vuelva a suceder lo que ocurrió en
1993 con el "pacto de gobernabilidad" que llevó a la dictadura a una pandilla
de bandoleros.