LA INDECENCIA
RADICAL
Alberto Vargas Peña (miembro de la Fundación Libertad)
Las cúpulas de los movimientos internos del Partido Radical Auténtico
-me resisto a llamar "liberal" a ese partido porque de liberal no tiene
absolutamente nada presentaron un ultimátum indecente al gobierno que integran: O
amplían las cuotas de poder e ingreso hasta la paridad con la ANR, o abandonan el pomposa
y falsamente denominado "gobierno de unidad nacional".
No hacen cuestión de principios. No plantean políticas de estado. No
se oponen la autoritarismo argañista*. No critican las torturas a los opositores y los
vejámenes a la ciudadanía; no. Lo que hacen es exigir un mayor pago por su
colaboración.
Y eso es una indecencia, aún para los parámetros políticos
paraguayos. El PLRA ha venido siendo cómplice del gobierno en todo cuanto se ha hecho.
Cómplice en la persecución judicial contra personas inocentes; cómplice en el
encubrimiento de los verdaderos hechos de la muerte de Luis María Argaña; cómplice en
los sucesos de la Plaza del Congreso y sus aledaños; cómplice en el vaciamiento de las
arcas públicas; cómplice en la usurpación del gobierno y cómplice, por fin, en la
violación cotidiana, sistemática y abierta de la Constitución.
Ahora el Partido Radical Auténtico se siente incómodo en el gobierno
porque considera, no que sus principios hayan sido violentados, sino porque el pago no es
suficiente; por eso exige más.
Un cuarenta por ciento de todos los cargos rentados de la República.
"Si nos dan eso, seguiremos siendo cómplices" es lo que dicen
"si no nos satisfacen, nos vamos". ¡Y han dado pié para que Galaverna los
acuse de querer una mejor repartija del botín!
¡Que lejos está esta gente de aquella que enrostraba a la ANR las
verdades del Barquero! ¡Que lejos está de aquel Silvio Macías, que describía, con
pluma insuperable, la Horda Roja!
¡Y que cerca de Natalicio González que proclamaba que si subían al
poder no habría colorado pobre! Esta no es, ni de lejos, la continuación histórica de
un partido que tuvo luces inmarcesibles y una dirigencia que hacía gala de su acrisolada
honestidad.
Las sombras liberales siempre fueron de tinte político y principistas
aunque equivocadas. Jamás tuvieron por objeto el saqueo de la cosa pública ni el
enriquecimiento ilícito ni la repartija del poder como botín.
Es obvio que el PAR Partido Radical Auténtico - tiene
intenciones de apartarse del gobierno, lo cual es loable. Debió irse mucho antes, a la
primera violación de la Constitución; pero es obvio que no se va por que se sienta
asqueado de lo que ocurre, sino porque lo que le pagan es poco, y no alcanza a satisfacer
lo que desea.
Cuando el gobierno rechace el ultimátum, se irán, pero no con honor
ni dignidad. Se irán con el baldón de no haber recibido el aumento de salario que
exigía. Y si se queda, se quedará a cohonestar todas las barbaridades del gobierno
ilegítimo y usurpador, gracias al salario mejorado que consiguieron.
Creo que la indecencia radical ha llegado al colmo. A partir de ahora
ya no pueden superar el récord. Todos sabíamos que Julio Cesar Franco no tenía luces
para ser presidente de un partido, pero nadie sospechaba que sometería al PAR a una
indignidad tan grande.