Conocí
a Coco Bernabé en la cárcel de Tacumbú, de Asunción,
Paraguay como diría Laíno, en ocasión de las visitas que hice
a mi padre mientras estuvo detenido el pasado año.
Coco es un hombre formidable. Mientras permaneció preso, las
sórdidas estancias de nuestra prisión mayor, en las que se
apiña una mayoría de inocentes, se vestían de fiesta, tanta era
la cantidad de gente que iba a verlo y tanta la alegría que él
prodigaba a pesar de las circunstancias adversas.
Partidario
de Alfredo Stroessner de toda la vida, colorado visceral y hombre de
partido, Coco me causó profunda y buena impresión y desde aquellos
días tengo por él el mayor de los respetos, no por sus querencias,
distintas de las mías, sino por su perseverancia y su valor.
El
miércoles pasado, 26 de julio, escuché al señor Antonio
Maldonado, partidario militante del clan Argaña, exponer el ejemplo
que, a su juicio, brinda Coco Bernabé al apoyar al candidato de
dicha familia a la vice presidencia de la República.
Coco, dijo Maldonado, apoya a Félix Argaña a pesar de ser
perseguido y a pesar de haber sido excluido del partido Colorado
(denominación que el citado activista político usó impropiamente
como sinónimo de la entidad regida por Bader Rachid Lichi, que no
es la Asociación Nacional Republicana, sino un club de operadores
de los Argaña y Wasmosy).
Nadie que haya seguido el actuar de la dictadura paraguaya
presidida por el senador Luis Ángel González Macchi puede dudar de
la perversidad de la que son capaces sus integrantes y partidarios,
pero usar la entereza ante la persecución y la exclusión de Coco,
que realiza el régimen, para alentar a los colorados a apoyar a
quienes les prometen seguir pisoteándolos es, sencillamente, un
extremo de crueldad que no se había visto en el país en mucho
tiempo.
Sería temerario juzgar a Coco Bernabé por el apoyo que
brinda a Félix Argaña (con la complacencia del sometido Poder
Judicial, que antes le prohibía hablar de política).
Hay circunstancias en las que uno se ve obligado a actuar de
determinada manera con el fin de proteger lo suyo.
Pero lo que la ciudadanía sí puede juzgar, el 13 de agosto,
es a un régimen como este, representado por Félix Argaña, capaz
de presionar así a las personas, hasta el punto de forzarlas a
tomar actitudes que son aparentemente favorables a la dictadura y
capaz de vanagloriarse luego de los resultados que obtiene mediante
los castigos y los fraudes que impone a la gente.
Lo
que el electorado debe ver el 13 de agosto es cómo tratan los Argaña
y Wasmosy a los colorados. Allí está el caso de Coco para quienes
todavía tengan dudas: humillado primero y ahora usado.
Si quieren eso, los colorados deben votar por Félix Argaña. Si
quieren otra cosa, deben castigar al régimen que Félix representa.
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