Arrecia la persecución
Enrique Vargas Peña
La marcha organizada por la Iglesia Católica y sus aliados el pasado
24 de marzo, cuyo principal objetivo expreso era alentar un endurecimiento de la
persecución que sufren los miles y miles de paraguayos que por el "delito" de
pertenecer a un movimiento político son catalogados de "criminales oviedistas",
empieza a mostrar sus primeros resultados.
El abogado Max Narvaez, apoderado y vocero de la Unión Nacional de
Colorados Eticos, movimiento que lidera el ex general Lino Oviedo, fue detenido días
pasados en la vía pública "por orden superior", como se detenía a los
opositores en la época de Alfredo Stroessner.
Indagado sobre las causas de dicha "orden", el diputado
Walter Bower, ministro del Interior, sostuvo que la misma se debió a que el abogado
Narvaez "se encontraba en el lugar equivocado" y que fue privado de su libertad
"a pedido de los dirigentes de la manifestación" que en ese momento se
desarrollaba en la plaza del Congreso.
Es decir, el régimen representado por Bower se arroga dos facultades
que la Constitución no otorga al poder público: la de privar de libertad a los
ciudadanos sin orden judicial y la de restringir el libre tránsito de las personas.
Todo el Paraguay conoce los antecedentes del señor Bower. No es
sorpresa para nadie que dicho diputado crea, efectivamente, que puede hacer lo que está
haciendo.
Lo novedoso es el apoyo político que ahora existe para la
arbitrariedad gubernamental: nada menos que la Iglesia Católica.
Novedoso no tanto porque Ella apoye el autoritarismo, cosa que hizo
desde siempre en el Paraguay con la honrosa y solitaria excepción del período en que la
presidió Ismael Rolón, sino porque, justamente, su actitud actual supone un giro con
respecto a la dirección que aquel buen hombre había dado a la Iglesia.
Ella solicitó expresamente, por medio de la marcha que sus organismos
auxiliares llevaron adelante el 24 de marzo, que el régimen se comporte como lo hace el
diputado Bower.
Los que no lo recuerdan, no tienen más que solicitar en cualquier
parroquia el petitorio oficial de dicha marcha.
La Iglesia cuenta con el silencio de los que creen que "es
necesario estar bien" con Ella, en orden a sostener algún bastardo proyecto. Sin
embargo, va siendo hora de que la Iglesia también asuma la responsabilidad de sus
acciones.
En un plano más amplio, la opinión pública está tomando nota de los
que justifican el horror y de los que guardan silencio oportunista.
La arbitrariedad de la que ha sido objeto el abogado Narvaez, agravada
por las mentiras con las que el régimen está tratando de excusarla, surge, pues, debido
a que a partir de la marcha del pasado 24 de marzo se ha creado un clima propicio para
hacerla posible. La arbitrariedad no se limitará al abogado Narvaez, sino que, como
sucede siempre, alcanzará finalmente a toda la ciudadanía.