El discurso de
Paz
Enrique Vargas Peña
El presidente en ejercicio del partido Encuentro Nacional, senador
Mario Paz Castaign, pronunció un discurso con motivo de fin de año que no cabe más que
aplaudir.
Paz dijo que el Encuentro Nacional está en el gobierno, lo que
constituye, por fin, un sinceramiento completo acerca de la posición de ese partido, que
la prensa oficialista había estado tratando de ocultar a los efectos de evitar el
surgimiento de una oposición al régimen.
Paz no se limitó a reconocer que el Encuentro Nacional es parte del
oficialismo. Dijo además que las tareas de la oposición hay que dejárselas al oviedismo
y a sus aliados o compañeros de ruta.
Desde el 29 de marzo, el aparato propagandístico del régimen había
estado usando una neo-lengua según la cual los que gobernaban debían ser llamados
"oposición".
Como se sabe, la neo-lengua era el idioma que usaba el régimen
totalitario que George Orwell describió en su novela "1984", un idioma en el
que la palabra amor designaba al odio, la palabra paz designaba a la guerra, la palabra
verdad designaba a la mentira.
En la novela de Orwell, la neo-lengua había sido una creación
deliberada del régimen, para controlar mejor el pensamiento de la gente.
Pues eso es lo que estaba haciendo el aparato propagandístico del
régimen paraguayo: ha estado llamando "oposición" a los que están en el
gobierno, para evitar que esa palabra, y todas las connotaciones que tiene, sean aplicadas
al oviedismo y a quienes se oponen a la dictadura, con lo cual se había impuesto a ellos
un marginamiento aún mayor que el que ya les habían impuesto la administración judicial
y las fuerzas de seguridad.
El discurso de Mario Paz conmueve profundamente el paciente trabajo
realizado por el aparato propagandístico del régimen: gobierno al gobierno, oposición a
la verdadera oposición.
A estas alturas no se sabe si fue producto de un lapsus del senador o
de una deliberada reformulación política, que busca legitimar a la dictadura, pues, en
efecto, un régimen en el que la verdadera oposición tiene un lugar constitucionalmente
establecido y cuyo rol es reconocido por todos, tiende a ser visto como semejante o
próximo a cualquier democracia.
Aunque nadie podría olvidar que es justamente del Encuentro Nacional
de donde salieron los más infames instrumentos de represión política del régimen, la
"investigación" del senador Luis Alberto Mauro, usada para influir en la
determinación de los hechos de la muerte del vicepresidente Argaña, la denuncia del
diputado Marcelo Duarte usada para hostigar o acallar a numerosos opositores a los que se
priva de libertad según las circunstancias en base a ella o el reglamento de Rafael
Filizzola que pretende impedir la existencia de una oposición funcional en el Congreso.
Por lo demás, el discurso fue lamentable, como es lamentable la
acción y el programa del régimen.