La campaña del
heredero designado de la vicepresidencia de la República, Félix
Argaña, está superando todos los límites imaginables en materia
de audacia.
Mientras el discurso oficial
del heredero habla de mantener el nivel de intolerancia que
caracteriza al régimen dictatorial inaugurado el 28 de marzo de
1999, con el aplauso de los represores más radicales, en la calle
aparecen afiches en los que pide a las vícitmas de la persecución
que le apoyen para consolidar un sistema en el que se les garantiza
seguir siendo tratados como escoria.
Los
afiches de Félix Argaña que tratan de inducir a los electores
oviedistas a votar por él, publicados en La Nación son un sarcasmo
sangriento: en primer lugar, porque sus autores presumen que dichos
electores son idiotas al pensar que un cartelito puede engañar a
los oviedistas y, en segundo lugar, porque esos afiches piden, ni más
ni menos, que las víctimas autoricen a sus verdugos a seguir castigándolas.
Félix Argaña no puede ofrecer
a los oviedistas más que lo mismo que él
y su familia les han estado proporcionando desde que tomaron el
poder: exclusión, vejámenes, injusticias, humillaciones y burlas
como este afiche que
apela a la UNACE.
No puede ofrecer otra cosa porque el régimen wasmoargañista
que el Paraguay padece
necesita reprimir para mantener unidos a sus integrantes, los
que sin la existencia del enemigo común, se comerían unos a otros
como
estuvieron haciendo hasta que Oviedo apareció en el horizonte.
Obviamente hay personas que, habiendo integrado la UNACE,
apoyan ahora la campaña del heredero oficial. No son pocos, pero
son aquellos que
encuentran en el compromiso político un modus vivendi y que no
sienten diferencia alguna entre estar con Dios o con Satán.
Hay otros que deben apoyar a Félix por causa de fuerza
mayor. Aquellos que han sido tan presionados y sobre los que se ha
ejercido un nivel de amedrentamiento tan horrendo que no tienen más
alternativa legítima que aparecer como están apareciendo.
Muchos de estos últimos podrán, por supuesto, ejercer su
pequeña pero significativa venganza en el cuarto oscuro, el 13 de
agosto, votando contra sus opresores en secreto y con seguridad.
Pero una gran parte de la gente que integra la UNACE mantiene
firme sus compromisos políticos y sus posiciones y está dispuesta
a castigar a
quienes han convertido al partido de Bernardino Caballero en covacha
de una familia.
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