El
Dr. Julio César Franco Gómez, Yoyito, fue proclamado el
jueves vice presidente electo de la República para completar lo que
resta del periodo
1998-2003.
Yoyito fue elegido con el voto de
cerca de seiscientos mil paraguayos, principalmente simpatizantes
del partido Liberal Radical Auténtico y de la Unión Nacional de
Colorados Eticos.
Este voto constituye lo que en las democracias se denomina
mandato electoral: el pueblo elige a una persona para que haga
una determinada cosa y no otra.
Yoyito se ha comprometido voluntariamente a cumplir una
tarea y para que la cumpla fue votado por esos miles de paraguayos y
esa tarea es la reconciliación nacional.
El vice presidente electo puede tener éxito o fracasar en la
tarea que le fue encomendada, pero no tiene derecho a no hacerla sin
violar la confianza que quienes votamos por él le hemos dado.
Esto viene a cuento debido a que los empleados del señor
Wasmosy en la política y en la prensa están ya orquestando una
campaña para hacer caer a Yoyito en la tentación de
deshonrar el mandato recibido.
En las democracias los mandatos del pueblo se cumplen. Y en
cualquier parte, los demócratas respetan la voluntad popular, más
aún cuando ella se expresa del modo ejemplar en que siempre lo hace
en el Paraguay.
Lamentablemente, la gavilla del señor Wasmosy ha venido
sosteniendo la idea de que es lícito para un político pedir el
voto para una cosa para terminar
haciendo la
contraria.
Esa es la razón por la que la clase política que
sufrimos está llena de tránsfugas y causa permanente decepción al
pueblo.
Yoyito tiene la oportunidad histórica y la
responsabilidad de volver las cosas al cauce ordenado de una
verdadera transición a la democracia, y debe empezar por el
principio: ser fiel a aquellos que hemos confiado en él y no a los
intereses de los poderes fácticos que tratan una y otra vez de
secuestrar nuestra República.
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