La
dictadura que, con apoyo norteamericano de la administración de
Bill Clinton,
encabeza el senador Luis González Macchi se lanzó sobre la
prensa independiente del Paraguay con la saña que caracteriza a los
stronistas.
Desmantelaron
Radio Asunción, Radio Nanawa y Radio Ybyturuzú, detuvieron a sus
propietarios, y a otros hombres de prensa.
La
furia autoritaria se dirigió después contra Radio 9.70 AM, y los
espacios que molestan en los diarios La Nación y ABC, y, en
especial, contra el periodista Hugo Ruiz Olazar.
No
debe extrañar que Clinton encubra este aplastamiento de la libertad
de expresión considerando no solamente que gobiernos de EEUU como
el suyo sostuvieron ya a criminales como los Somoza o los generales
argentinos, monstruos a los que presentaban como la defensa de la
civilización occidental, sino su vinculación con el filipino Mark
Jiménez.
Existe
una sociedad entre Clinton, Jiménez y Wasmosy en la que el filipino
importa piezas de computadoras al Paraguay y vende ordenadores
armados con ellas a Argentina y Brasil y con las ganancias
contribuye a solventar los gastos electorales del partido Demócrata
de Clinton.
Hugo
Ruiz Olazar es un objetivo importante para la dictadura. Su trabajo,
intachable según el Directorio Regional de la agencia France Press,
(despacho 3 KXA66 LAW 354 INT 22/05/00 19:45:38) para la que
trabaja, era un permanente desmentido de la propaganda enviada al
exterior por peones de Wasmosy, como Sannie López Garelli o José
Amarilla, con la que la coalición de marzo presta sustento a las
declaraciones con las que la administración Clinton asegura sus
fondos paraguayos.
No
creo que el plan de la dictadura sea solamente meter en la cárcel a
Ruiz Olazar. Su propósito final es desacreditarlo, para que Clinton
no deba verse en la penosa tarea de dar explicaciones sobre los
atropellos que cometen en Paraguay estos ahijados suyos que odian
las elecciones.
Esto
se puso en evidencia mediante las deposiciones que, en nombre del
Sindicato de Periodistas del Paraguay, realizó Julio Benegas al
diario La Nación de Buenos Aires (página 2, edición del lunes 22
de mayo, nro. 46.186), con las que siembra dudas sobre la integridad
de Ruiz Olazar.
En
contraposición, el caso de Hugo despertó la preocupación
de Reporteros Sin Fronteras y los periodistas de Uruguay,
Argentina y Bolivia.
De
ahora en más los empleados de Clinton podrán simplemente decir que
los despachos de la France Press desde el Paraguay son parciales,
pues están redactados por opositores a la dictadura. Era todo lo
que necesitaban.
Ruiz
Olazar es, además, intolerable para Humberto Rubín o Víctor Benítez
porque el periodismo de Hugo desnuda a los propagandistas de la
coalición de marzo.
Tampoco
lo toleran los oligarcas, que desde el 18 reclaman medidas para que
no se les joda más, porque Ruiz Olazar abría una rendija por
la que el mundo veía la verdadera naturaleza corporativa y
excluyente del régimen.
|