Recorriendo
las calles de Asunción se descubren las múltiples y desconocidas
facetas del arquitecto Félix Argaña, heredero, designado por su
familia, de la vice presidencia de la República.
En efecto, los numerosos y gigantescos pósters de la campaña
electoral del candidato oficial nos ilustran sobre una personalidad
multifacetica del mayor de los Argaña: Félix ceremonial, Félix soñador,
Félix ejecutivo, Félix modelo y, cómo no, Félix gaucho, con un
poncho colorado que le queda un poco grande.
En realidad, el póster en el que aparece disfrazado de
gaucho es el más notable de los realizados en el esfuerzo
publicitario por vendernos como vicepresidente de la República a un
muchacho que ha sido puesto en la triste necesidad de llegar incluso
al ridículo en el intento conquistar a una ciudadanía que tiene
cosas muy serias que reclamar a la familia Argaña y a Wasmosy.
No se sabe si el póster de Félix gaucho fue diseñado para
llegar al alma de los campesinos o para llegar al alma de los músicos,
porque allí también parece un integrante del grupo Los
Paraguayos de Luis Alberto del Paraná.
Personalmente dudo que con el mencionado póster llegue al
alma de los campesinos, pues quedan pocos en posición de comprar un
poncho tan caro como el que en el anuncio lleva el candidato y de
ver, por tanto, a quien así viste como un hombre identificado con
el campesinado.
Más realista parece lo de tocar a los músicos, que no son
muchos, pero que cuentan. Siendo una campaña publicitaria
multifocalizada hasta el paroxismo, la de Félix no tenía por qué
dejar de lado a los cantantes folclóricos.
Lamentablemente para el arquitecto Argaña, todos esos
anuncios que nos lo muestran en mil formas diferentes, sirven
solamente para ocultar al verdadero Félix, a quien no se ve en
ninguna parte.
El problema es que la gente percibe eso y prefiere algo más
auténtico, menos maquillado. La gente no gusta de los montajes,
porque para los montajes le bastan y le sobran los noticieros de
Canal 9.
Excluyendo el fraude (cosa que no puede ser excluida en
rigor, dadas las circunstancias de la administración de justicia
electoral, pero que puede serlo a los efectos de este ejercicio
intelectual) Félix no puede ganar con una campaña publicitaria
como la que desarrolla.
Lo único que podría para intentar ganar es simplificar el
discurso en torno a lo único en lo que es creíble: que un triunfo
suyo garantizará la estabilidad del régimen de González Macchi,
lo que implica realizar una renuncia anticipada, solemne y pública
acerca de que no reclamará la presidencia y que no intentará
alterar el curso de acción del presente gobierno.
Félix debe concentrarse en lo que es: la estabilidad. Los
otros son el cambio.
|