Los
beneficiarios del "marzo paraguayo", golpe realizado entre
el 22 y el 28 de marzo del 99 que restringió la democracia,
pretenden, a través de "Ultima Hora" y sus demás medios,
separarlo de sus consecuencias actuales.
Quieren que se crea que Luis Ángel
González Macchi es el único culpable de la situación que sufrimos
los paraguayos desde aquellos días. Milda Rivarola y Pepito Morínigo
incluso recopilaron un libro para eso, aunque deberían saber que no
resulta mentir tanto durante tanto tiempo.
Desde el 27 de diciembre del 92 los grupos aglutinados en
torno a Juan Carlos Wasmosy y Guillermo Caballero Vargas intentaban
limitar el derecho del pueblo paraguayo a autogobernarse.
Pepa Kostianosky fue comisionada para decirnos que los
paraguayos no sabemos elegir y que no deberíamos que tener tantas
elecciones.
Wasmosy y "Guillermo" saben que cuanto más
elecciones hay, más participa el pueblo en el gobierno y más
controlados están los gobernantes.
Y también que un gobierno sin control popular abre campo a
los "negocios". Así dieron prensa a filósofos que no
conocían ni a Lord Acton (el poder corrompe).
Pero la corrupción hace ineficiente la administración, pues
las señales naturales del proceso económico son reemplazadas por
artificios que elevan los costos. Un gobierno corrupto es un camino
seguro a la pobreza.
El 7 de setiembre de 1997, la gente castigó la corrupción,
optando por quienes se habían opuesto a Wasmosy, por lo que Pancho
de Vargas, Mina Feliciángeli, los generales Carlos Ayala y
Evelio...llamaron a hacer un golpe para cortar de una vez la
democracia.
Los wasmoencuentristas menos cavernarios creyeron que eso no
era aún necesario y que todavía alcanzaba con instrumentar al
Poder Judicial que comparten con Domingo Laíno. Y empezaron a
usarlo contra el pueblo.
Nadie olvida que los líberowasmoencuentristas buscaron dejar
fuera de carrera a los colorados para las elecciones del 10 de mayo
de 1998.
Sin embargo, ese día, el pueblo paraguayo mostró lo bien
que sabe elegir, pues a pesar del bombardeo publicitario que pretendía
presentar como opositor a Laíno, votó por el cambio, sin caer en
el engaño.
Esto colmó la paciencia de los grupos de Wasmosy y
Guillermo que torpedearon, con ayuda del corrupto Bill
Clinton, al gobierno elegido, modificando el orden jurídico
preexistente para impedirle cumplir con los mandatos recibidos, que
eran legítimos.
Encargaron a la Iglesia Católica poner la carne de cañón y
el cura Oliva
levantó
el altar del sacrificio.
El 28 de marzo de 1999 los grupos de Wasmosy y
Guillermo triunfaron e hicieron un régimen a su gusto. González
Macchi no fue más que su instrumento. Sin él, el golpe hubiera
producido los mismos efectos que ahora sufrimos pues son
consecuencia del sistema, no de las personas.
Nuestro país no tiene esperanzas de
mejorar mientras crea que el marzo paraguayo se puede separar
de sus consecuencias. Para reconquistar el futuro hay que abolir esa
desgracia nacional.
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