Unas
semanas atrás el diario Ultima Hora dio a conocer, para
sorpresa de muchos, un sondeo realizado por José Nicolás Morínigo
en el que el oviedismo aparece como la segunda fuerza en intención
de voto para las internas coloradas del 6 de mayo.
Estudios posteriores de otros medios confirmaron, en líneas
generales, la tendencia del electorado.
Si las encuestas son acertadas, la alianza de Wasmosy con los
restos del argañismo y con Caballero Vargas, con el partido Liberal
Radical Auténtico y la Iglesia Católica (la coalición de marzo)
se encuentra en un grave aprieto. Después del 6 de mayo se verá
obligada a compartir con el oviedismo la dirección del partido
Colorado.
Esto
es intolerable para la coalición de marzo. Y no lo tolerará.
Los
coaligados tienen dos cursos posibles de acción: o roban las
elecciones, como el 27 de diciembre de 1992, o dan un golpe para
impedirlas.
El
golpe, a su vez, puede darse de varias maneras, pero las más
potables son usar el Poder Judicial para anular alguna de las
principales candidaturas oviedistas o forzar una renuncia prematura
de González Macchi (quien, de todos modos, debería irse).
Cualquiera
de los dos escenarios es complicado, porque importa arriesgar las
chances de triunfo coloradas para las elecciones municipales salvo
que, si se usa la opción de González Macchi, se convoquen a nuevas
elecciones generales para noviembre.
En
cuanto al fraude, a la coalición de marzo no le sirve, esta vez,
robar poco, como en 1992, sino que debe falsear miles y miles de
votos para evitar que se vea la fuerza del oviedismo.
Lo
señalado no debe considerarse como que no existen otras vías para
el mismo propósito. La coalición de marzo es muy creativa para
inventar mañas que desvirtúen la voluntad del pueblo.
Nadie
debe creer que su demora en poner límites a la posibilidad del
electorado de expresar su preferencia por Lino Oviedo se debe a que
no lo harán a la larga. Solamente están discutiendo el modo que
les lesione menos ante Estados Unidos y Brasil.
Tal
vez estén incluso trabajando ya con norteamericanos y brasileños
en el diseño de una salida técnica que les ahorre la
humillación de ver el apoyo popular del oviedismo.
¿Qué
pueden hacer los colorados frente a este designio autoritario?
Votar
con seguridad y sin miedo por lo que creen, votar con orgullo porque
el país ya sabe que la coalición de marzo es peor, mucho peor, que
el gobierno constitucional derrocado el 28 de marzo de 1999.
Los
coaligados de marzo podrán robar estas elecciones y las siguientes
y las siguientes o podrán excluir a Carlos Galeano Perrone o a
todos los que Oviedo designe, pero no podrán ocultar que una vasta
y creciente de mayoría de paraguayos quiere que los wasmo-argañista-radical-católico-encuentristas
se vayan de una buena vez para permitir al país salir del pozo en
que lo han metido.
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