El obispo católico Mario Melanio Medina, el diputado liberal
Waldemar Zárate y sectores del coloradismo están reclamando la
renuncia del vicepresidente Julio César Franco (Yoyito) para
facilitar la destitución del presidente Luis Ángel González
Macchi.
Quienes piensan de ese modo nada aprendieron de los últimos
ocho o nueve años de política paraguaya, por lo que insisten en
recetas que solamente profundizan la crisis.
El problema del Paraguay no es un asunto de personas o de
partidos. Es una cuestión de sistema. Lo primero que debemos hacer
los paraguayos, al menos si deseamos salir del pozo hondo en que nos
encontramos, es dejar que el sistema democrático funcione.
Eso exige recuperar la legitimidad y ello solamente ocurrirá
cuando una persona elegida por el pueblo asuma la presidencia de la
República.
Ese persona es Yoyito Franco y la excusa de que es liberal
que se esgrime como impedimento para que llegue al cargo que el
pueblo le ha dado es solamente eso, una excusa.
Es cruel, y estúpida, la gente que prefiere seguir
imponiendo al país los desastres que genera el desgobierno de González
Macchi con el pretexto de impedir que un liberal llegue a la
presidencia de la República.
No solamente es terrible desde el punto de vista humano, sino
que es una auténtica traición a la patria que una persona sea
mantenida en el gobierno por meras razones de preferencia
partidaria.
A fin de cuentas, el vicepresidente Franco fue elegido con más
de ciento cincuenta mil votos colorados.
Es cierto que el vicepresidente Franco no ha sido fiel con
los que ayudaron a elegirlo y que la estrategia que ha seguido desde
que fue elegido no ha aportado ninguna solución al país, sino que
se hizo parte del problema.
Pero eso no modifica la cuestión básica a resolver en el
Paraguay: es absolutamente necesario que la República vuelva a ser
gobernada por gente elegida por el pueblo paraguayo y no por títeres
de Brasil y Estados Unidos.
Es que no queda nadie con sentido de patria en la clase política?
González Macchi debe ser destituido de la presidencia de la
República en primer lugar porque no tiene derecho alguno a estar
allí; en segundo lugar porque su gobierno es el más corrupto de la
historia reciente del país y en tercer lugar porque es un
incompetente.
Debe ser destituido para que los paraguayos recuperemos un
resto de dignidad y debe serlo al margen de consideraciones
sectoriales pues es evidente que su acción perjudica a todos,
incluso a los colorados que, si no acompañan el pedido de destitución,
deberán cargar con la responsabilidad de haber sostenido al peor
gobierno que haya sufrido este país.
Que el vicepresidente Franco nos guste o no nos guste es otro
asunto, como lo es la cuestión de si gobernará bien o no, porque
lo que se resuelve con la destitución incondicional de González
Macchi es previo, el derecho de los paraguayos a autogobernarnos.
Si no recuperamos ese derecho, todos nuestros problemas,
desde la política económica hasta los salarios; desde los planes
educativos hasta el abastecimiento de los hospitales se resolverán
en Brasilia o en Washington de acuerdo a sus prioridades y a las de
los pocos traidores que aquí sacan provecho de robarle al pueblo
paraguayo.
|