Las
encuestas no son todo lo confiables que debieran. Profesionales
deshonestos o incompetentes han destruido la credibilidad de los
sondeos en Paraguay. Baste recordar a los encuestadores que en 1993
decían que Guillermo Caballero Vargas ganaría las elecciones de
aquel año o los que 1998 anticiparon el triunfo de Domingo Laíno.
Ahora aparece un
nuevo estudio de la opinión pública, denominado "Democracia y
Cultura Política", realizada por el Centro de Información y
Recursos para el Desarrollo, con apoyo de USAID, una agencia oficial
norteamericana de ayuda.
No sé si esta
encuesta es más seria que las anteriores, pero coincide plenamente
con la percepción que yo tengo de la situación y, lo que es más
notable, coincide plenamente con algunas ideas que he venido
sosteniendo para solucionar la grave crisis que nos está hundiendo.
El sondeo dice que
el general Lino Oviedo es considerado como el hombre con mejores
posibilidades de sacar al Paraguay del marasmo; dice que la mafia
gobierna actualmente a nuestro país y que los tribunales que
tenemos no garantizan justicia para nadie.
Oviedo es una de
las más prácticas soluciones posibles para el Paraguay porque es
quien está en mejores condiciones de aglutinar a la mayor parte de
los ciudadanos perjudicados por el wasmosismo instalado en el poder
desde 1992 hasta hoy.
Esta es la clave:
el cambio en el Paraguay solamente será posible con aquellos que
estuvieron contra Wasmosy todo este tiempo porque la fracasada
institucionalidad establecida en 1992 fue moldeada por el
ingeniero-presidente a su gusto y paladar. El hizo el lamentable
Poder Judicial que sufrimos y a partir de allí se montó la
impunidad con la que los corruptos están desfondando al Paraguay.
Los partidos políticos cayeron en el juego,
con aquel triste Pacto de Gobernabilidad que dejó al Paraguay sin
opositores capaces de controlar al gobierno.
Oviedo puede no
gustar y de hecho disgusta a los oligarcas, a esa "gente
bien" que le acusa de haberse enriquecido con fondos públicos
como si ella no hubiera estado todo este tiempo haciendo lo mismo o
aún peores cosas.
¿Qué cree esta
"gente bien" que es vivir, como ella, de prebendas del
gobierno?
Yo no sé si
Oviedo es inocente en eso o en las demás cosas que se le imputan. Sí
sé que por alguna razón los procesos judiciales que se le incoaron
para eliminarlo de la vida pública constituyen una vergüenza
perenne para quienes les prestaron nombre pues fueron groseramente
amañados.
Por tanto, presumo
que si sus enemigos debieron torcer la justicia para deshacerse de
él, Oviedo puede ser inocente. Y creo, independientemente de lo que
digan las encuestas, que la mayoría de la gente común del Paraguay
tiene la misma presunción, la que Noticias y Ultima Hora, órganos
del vigente régimen político, se apresuraron a menospreciar. Los
paraguayos -según esos diarios- somos un pueblo de cretinos.
Ser oviedista,
pues, es una apuesta por el país, por la decencia y, lo más
importante, por la democracia, mientras que la mayoría de los
antioviedistas lo son por complicidad con los ladrones y los
inmorales que están destruyendo y entregando al Paraguay.
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