"Nos salvamos de
algo peor"
Enrique Vargas Peña
Entre los argumentos que esgrimen ahora los que derrocaron al régimen
constitucional el 28 de marzo de 1999, ante la magnitud del desastre que impusieron al
Paraguay, hay uno muy llamativo: el actual desastre, dicen, es menor que el que hubiera
existido de haber continuado la democracia.
El wasmosista "Ultima Hora" lo editorializó la semana
pasada, buscando eludir la responsabilidad que tienen en la destrucción de las esperanzas
de los paraguayos.
El análisis histórico no admite la proyección de hipótesis. Por
ejemplo, no se analiza la historia imaginando qué hubiera ocurrido si Napoleón hubiera
sido más alto. Esa es tarea de los novelistas, o de los charlatanes. Es irrelevante lo
que hubiera ocurrido, porque no ocurrió, no aconteció.
El gobierno de Raúl Cubas fue lo que fue. Y no fue lo que las
hipótesis prospectivas de "Ultima Hora" suponen que hubiera sido de haber
continuado.
Los hechos, los hechos fríos e incontrastables, son inmarcesibles.
El Poder Judicial paraguayo fue conformado en un pacto entre Wasmosy y
Laíno y ha sido desde entonces receptivo a sus necesidades.
El gobierno de Cubas fue elegido por una mayoría amplia en la
elección más limpia de la historia paraguaya, a pesar de que ese Poder Judicial hizo
todo lo que pudo para perjudicar a los candidatos colorados.
Cubas fue elegido con una promesa expresa, que el electorado aceptó
plenamente: "Tu voto vale doble, Cubas presidente, Oviedo en libertad".
El 11 de mayo de 1998, el orden jurídico existente en el Paraguay le
permitía a Raúl Cubas cumplir esa promesa sin reformar ninguna ley.
Wasmosy y sus cómplices modificaron a partir de ese día el orden
jurídico vigente para evitar que Cubas cumpliera el mandato popular. No fue Cubas, sino
los wasmosistas, quienes al destruir el orden vigente, agravaron la crisis que sufrimos.
Aún así, el 15 de agosto de 1998 Cubas disponía de instrumentos
legales para cumplir el mandato recibido del pueblo y así lo hizo.
Pero el Poder Judicial, desconociendo la doctrina vigente sobre la
materia, dio lugar a acciones de los cómplices de Wasmosy para demoler más aún el orden
juridico previo e impedir a Cubas cumplir su promesa.
Así fue acorralado Cubas hasta que en la mañana del 28 de marzo de
1999, bajo el abrigo de Clinton para defensa de los negocios paraguayos de su financista
Mark Jiménez, las Fuerzas Armadas se alzaron para desconocer al presidente
constitucional, instalando en el poder a González Macchi.
Durante todo aquel tiempo, el hecho incontrovertible es que no fue
perseguido desde el gobierno ningún periodista, ningún opositor fue preso, nadie fue
torturado y las cuentas públicas se mantuvieron relativamene ordenadas. Los acusados de
"fascistas" respetaron libertades y derechos.
Y el otro hecho cierto es que desde entonces el país ha ido para
abajo, en todos los ordenes de su existencia. Los autodenominados "demócratas"
establecieron una dictadura corrupta e inepta que nos ha arruinado.
Los asalariados de Wasmosy tratarán de ocultar esos hechos con
toneladas de papel y ríos de tinta, pero al final, los hechos siguen allí, negandose
tércamente a desaparecer, tan claros como la responsabilidad de quienes hicieron este
desastre que ahora sufrimos.