La dirigencia del partido Liberal Radical Auténtico
(PLRA) no aprende: la ciudadanía no vota a los que tienen actitudes
dudosas.
Yoyito Franco fue elegido el 13 de agosto para "hacer el
cambio que el pueblo quiere" pero prefiere seguir lo que le
recomienda Armando Espínola, uno de sus más íntimos asesores.
Como en 1998, cuando Domingo Laíno llegó a las elecciones
de aquel año como la continuidad de Juan Carlos Wasmosy, cosechando
por ello la más sonora derrota electoral de la transición a la
democracia, el PLRA sigue ahora despreciando al pueblo.
Sus dirigentes se burlan de la ciudadanía apareciendo en las
páginas de sociales de los medios riendo en campañía de allegados
del ingeniero ex presidente sin entender siquiera el mensaje
devastador que para su ya cuestionada credibilidad proyectan tales
imágenes.
Y después se enojan, no con ellos mismos, sino con la gente
que les da las espaldas y dicen, como Cándido Vera Bejarano,
presidente de la Cámara de Diputados, que los paraguayos somos
cretinos.
Lo de Vera Bejarano es grotesco y revelador. Se supone que él
lidera la representación de ese pueblo al que tan abiertamente
desprecia e insulta. Pero sólo se supone, porque en realidad Vera
Bejarano puede hablar de ese modo porque está allí por gracia de
unos cuantos poderes fácticos que lo pusieron en una lista
parlamentaria para que cuidara sus intereses.
En la misma línea, el vicepresidente Franco sostuvo que ningún
dirigente del PLRA debía asumir la responsabilidad de la derrota
del pasado domingo. Ellos jamás son responsables de nada. Para ser
culpada está la ciudadanía.
La dirigencia del partido Liberal Radical Auténtico no
ofrece esperanza alguna al pueblo paraguayo que con toda lógica se
resigna a seguir soportando a Luis Angel González Macchi antes que
confiar en los compañeros de Yoyito Franco.
Acaso Martin Burt no es la evidencia viviente de que es más
soportable un seccionalero que cualquiera de estos radicales auténticos
inoperantes de los que poco bueno se puede esperar?
El seccionalero al menos no anda por ahí diciendo que es la
Vírgen María de la política como acostumbran afirmar los
dirigentes liberales.
La dirigencia del PLRA es uno de los factores que explican el
fracaso de la transición paraguaya a la democracia, interrumpida el
28 de marzo de 1999.
Pocas veces junto al pueblo, demasiadas cerca de Wasmosy,
desoladoramente elástica ante el derecho de la ciudadanía a
autogobernarse, oportunista como pocas, esta dirigencia no aporta
actitud alguna que sirva para ensanchar la libertad o el bienestar
de los paraguayos.
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