En
una situación normal, y la paraguaya no lo es, el presidente del
partido Liberal Radical Auténtico y candidato a la vice presidencia
de la República, Julio César Yoyito Franco, tendría que
resolver algunos problemas que tiene si desea asegurar su éxito en
las elecciones del 13 de agosto.
Uno
de los más importantes es su sociedad con el intendente de Asunción,
Martín Burt, uno de los más cuestionados alcaldes que la ciudad
haya sufrido en toda su historia e, indudablemente, uno de los que
peores servicios y atenciones ha prestado a buena parte de la
ciudadanía capitalina.
La
sociedad de Franco y Burt es de larga data y viene desde su alianza
en el seno de las fuerzas que se oponían al entonces líder del
partido, Domingo Laíno.
Franco
respaldó a Burt en los momentos más difíciles de su gestión
municipal, y puso toda la carne en el asador para impedir que el
intendente capitalino recibiera una intervención escrutadora del
poder central.
Al
mismo tiempo, Burt respalda a Franco con el mayor entusiasmo ahora,
a las puertas de las elecciones vicepresidenciales. En casa de Martín
Burt se reunieron los intendentes liberales de la República para
organizar la campaña electoral.
Pero
Burt es un hombre no solamente impopular, pues cualquier persona que
deba transitar por las avenidas Eusebio Ayala o Fernando de la Mora,
o cualquiera que deba trabajar en el centro histórico de Asunción,
o cualquiera que deba sufrir la proliferación de ruidos molestos
nocturnos y prostíbulos tiene muy mala imagen del intendente, sino
que está también acusado, especialmente por el periodista Adolfo
Ferreiro, de corrupción.
Ferreiro
sostiene, para quien quiera escucharlo, que Burt es uno de los
personajes más descompuestos de la vida pública paraguaya,
envuelto en escándalos de tráfico de influencia, financiación
ilegal, malversación de fondos, etc.
En
una situación normal, recibir el apoyo de una persona como Burt, o
habérselo dado, tendría un gran costo político que, además, sería
bien explotado por los rivales electorales.
Pero la situación paraguaya no es normal. Los adversarios de Franco
no hablan de la alianza que tiene con Burt porque ellos mismos
tienen mucho quehacer pasar desapercibido y Franco no se preocupa de
demostrarse amigo del intendente porque sabe, o al menos intuye, que
la maquinaria que mueve al régimen ya ha decidido el destino del 13
de agosto sin que nada de lo que piensen o voten los electores ese día
importe realmente demasiado.
|