Realizada la elección interna de la Asociación Nacional Republicana
(ANR), partido Colorado, para designar a su candidato a la vice presidencia de la
República, corresponde atenerse a lo que el electorado ha expresado, pues si se quiere la
democracia, la voluntad del pueblo debe ser suprema.
Las cifras de la elección que maneja el oficialismo son claras,
indubitables, conocidas por todos y son las siguientes: primera, una de las mayores
abstenciones en la historia del partido Colorado desde que se implementó el sistema del
"voto directo", y segunda, la derrota sin atenuantes de los grupos que
pretendieron hacer oposición al senador González Macchi participando en la elección.
Estos grupos participacionistas ingresaron a un proceso electoral cuyas
irregularidades eran muchas y muy graves con la esperanza de capitalizar el voto-protesta
de una de las mayores fuerzas internas del partido Colorado, la Unión Nacional de
Colorados Eticos (UNACE), proscrita de facto.
En una sociedad en la que todos los sondeos de opinión, uniformemente,
muestran un amplísimo márgen de insatisfacción del pueblo con la gestión del gobierno
que preside el senador González Macchi, era una jugada astuta participar con una
retórica que pretendía captar ese voto-protesta.
Sin embargo, el líder de UNACE, Lino Oviedo, recomendó a sus
partidarios no apoyar a los participacionistas.
Y las cifras muestran que, a pesar del descontento general con el
gobierno, estos no recibieron otro apoyo popular que el que suelen reunir históricamente.
Esto indica que Oviedo mantiene un grado notable de lealtad entre sus
partidarios, lo que se confirma, además, con el índice de ausentismo.
Oviedo había recomendado también a sus partidarios no ir a votar y
las cifras dicen que la abstención alcanzó un nivel muy elevado.
Nadie puede, razonablemente, alegar malas condiciones climatológicas
para explicar la abstención, pues el día domingo fue espléndido, ni una supuesta falta
de motivación, dado que la disputa era entre el continuismo del presente gobierno y el
cambio planteado por los opositores participacionistas.
El gobierno mismo, por tanto, no recurrió a esas excusas y está
alegando que como la elección del domingo no afectaba a los liderazgos locales, estos no
movilizaron a la gente.
Este argumento oficial es una nueva forma de decir lo que el grupo en
el poder ha venido diciendo desde 1997: el pueblo paraguayo en general, y el colorado en
particular, es "cretino", una especie de ganado sin voluntad que depende del
humor de los presidentes de seccionales para ser arreado a los lugares de votación.
La verdad, por supuesto, es otra, muy diferente: el pueblo no es
cretino, sino que expresó su voluntad quedandose en su casa como nunca antes se había
quedado.
En cualquier caso, dado el llamado de Oviedo a la abstención, el
oficialismo debió movilizar a su gente para minimizar el impacto de aquel llamado y lo
cierto es que el gobierno lo hizo, pero fracasó. Rotundamente.
Las cifras de la elección colorada cantan. Alto y claro. Alguien ganó
efectivamente la elección, pero no es Félix Argaña.