El
4 de enero pasado, el presidente Luis González Macchi oficializó
una fuerza de tareas, que ya estaba trabajando, cuya función será
cambiar la imágen negativa que sobre su gobierno existe en el país.
La
fuerza de tareas está encabezada por el publicista Hugo Biedermann
(mayor agente publicitario del país), quien dirige el más sólido
conglomerado nacional de publicidad (continuador de Biedermann
Publicidad), por lo que puede decirse que el gobierno ha contratado
al mejor equipo posible para hacerse cargo de su imagen.
Pero
el problema del gobierno no lo podrá resolver ni ese equipo, ni
otro alguno.
Por
qué?
Porque
el problema del gobierno paraguayo no es cuestión de imagen. Es
cuestión de sustancia. No es asunto de forma, es de fondo. Es la
cara, no el maquillaje.
La
fuerza de tareas Biedermann podrá hacer recitar al presidente de la
República algunos innovadores libretos preparados por buenos
creativos, pero eso no alcanza para ocultar los hechos que ocurren
bajo la responsabilidad de González Macchi.
Y
mucho menos para modificarlos.
Cuál
es el libreto que Biedermann podría hacer declamar al presidente
sobre el déficit fiscal acumulado bajo su administración?
O
cuál el que le han preparado sobre las torturas y violaciones de
derechos humanos?
Con
qué video-clip puede ocultar Biedermann la corrupción, la
impunidad, la sumisión del Poder Judicial que sufre el Paraguay?
Cómo
disimular el deterioro de las condiciones de vida de la gente o los
privilegios de sectores protegidos de la economía?
La
contratación de esta fuerza de tareas que tiene por meta cambiar la
imagen del gobierno parece, pues, un nuevo acto de cinismo del grupo
en el poder, que supone que los paraguayos son idiotas a los que se
puede hacer creer que están bien dándoles propaganda en vez de
comida.
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