El Partido Liberal Radical Auténtico (PLRA) exige el voto castigo de la
ciudadanía al régimen que preside el senador Luis González Macchi por
haber sido un gobierno incapaz de articular la unidad nacional y de
cumplir con el programa aprobado por los partidos políticos.
Esto
se resume esencialmente, según el director de Organización del PLRA,
Juan Carlos Ramírez Montalbetti, (ABC Color, martes 2 de mayo, página
4), en que el partido Colorado falló al no entregar la
vicepresidencia de la República a un liberal.
Pocas dudas cabían ya sobre la calidad de la dirigencia del PLRA
para que fuera necesaria una nueva comprobación como la realizada por
el senador Ramírez Montalbetti, que viene a exponer en toda su lúgubre
sordidez la chatura intelectual, la elasticidad moral y la altanería
sin sustento con que actúa este grupo.
No se trata de cualquier grupo. No.
Se trata de una oligarquía, que tiene incorporaciones recientes,
que desde 1967 se declara a sí misma como reserva moral de la nación,
que ha descalificado cualquier iniciativa que no fuera suya para sacar
al país del atolladero y que, invitada a compartir el poder, no dudó
en arrasar con el orden jurídico para consolidar su nueva situación.
Esta dirigencia, que no ha tenido fracturas en esa conducta que
se señala, que ha sido unánime en su comportamiento político, ha
avalado cosas inverosímiles, extremos tales como el reconocimiento de
que el gobierno puede violar los derechos humanos si alega excusa
administrativa (Doctrina Paciello de diciembre de 1997) o que el
Congreso puede litigar, cosas que, además de otras en las que también
tuvo participación decisiva, terminaron por destruir la transición
paraguaya a la democracia.
Esta dirigencia es la que exige el voto castigo para un gobierno
que ayudó como pocos a construir y consolidar; esta dirigencia es la
que viene a decir que ella hará ahora los cambios que no quiso hacer
desde 1995 en adelante que es desde cuando estuvo claramente en posición
de impulsarlos; esta dirigencia es la que pide a esta sociedad estafada
un nuevo crédito.
La dirigencia del PLRA pudo votar a favor del pueblo en la crisis
financiera, pero resolvió apoyar el pago de las cuentas de los
banqueros; ella pudo estar con la justicia en el proceso a Lino Oviedo,
pero prefirió la amistad de Wasmosy; ella pudo consolidar la democracia
después del 10 de mayo de 1998, pero decidió imponer al país la
crisis política perenne con la ley anti indulto y las demás
barbaridades que siguieron.
Es claro que el gobierno merece un voto castigo de parte de la
ciudadanía el 13 de agosto, pero es más claro aún que ese voto
castigo alcanzará también a la dirigencia del PLRA, parte indisoluble
y fundacional de este régimen que agobia al Paraguay.
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