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Oviedo y el fascismo
J. Grance Vázquez
Hay dos argumentos que se están usando sin mayor fundamento en el análisis de los
resultados de la interna del Partido Colorado.
Uno es que la gente vota por los autoritarios cuando es ignorante o pobre y otro que el
general Oviedo es fascista.
Los que dicen que la gente vota a los autoritarios cuando es ignorante o pobre son,
éllos, unos ignorantes patéticos.
Ignoran, por ejemplo, que las dos experiencias fascistas por antonomasia de la historia se
dieron en las cultas Alemania e Italia y que fueron las clases medias, educadas y
relativamente acomodadas las que dieron apoyo político y calor popular a Adolfo Hitler y
Benito Mussolini.
El fascismo tiene poco que ver con la pobreza y con la ignorancia y quienes afirman en el
Paraguay que los resultados de las internas coloradas son un triunfo del fascismo debido a
la ignorancia de la gente deben estar causando hilaridad en los círculos internacionales
que tengan la desgracia de leerlos o escucharlos.
Quienes acusan al pueblo de ignoráncia muestran así, con desparpajo y sin vergüenza,
que son éllos los que no saben de lo que hablan.
Y los que dicen que Oviedo es fascista lo dicen gratuitamente, es decir, sin aportar
ningún elemento de probanza para abonar su posición.
Oviedo es muchas cosas: es un hombre de formación militar, tiene un discurso sin
complicaciones, es, tal vez, más histriónico de lo que preferiría la "gente
bien", habla mejor guraní de lo que pueden tolerar pero nada de esto indica que sea
fascista.
El fascismo es algo muy concreto como para que se pueda decir que alguien es fascista
solamente porque habla a la cortada manera de los militares o porque trae gente para
respaldar su posición electoral y quien afirma que por eso se define el fascimo no sabe,
simplemente, lo que es el fascismo.
El fascismo propone el reemplazo de la "legalidad burguesa" por algún tipo de
sistema corporativo. Así se define y no hay vuelta que darle, a no ser que las
politólogas paraguayas esten reescribiendo la historia.
El general Oviedo, al menos en la medida en que nos ha sido dado conocer sus propuestas no
propone, ni pide, ni insinúa nada de eso.
Tratar el tema de los resultados de la interna colorada con la notable ignorancia con que
se está tratando aquí o con la mala fe con que se lo hace no producirá nada bueno,
porque constituye una forma de deshonestidad intelectual.
La deshonestidad intelectual no es diferente a otras formas de corrupción y, como éllas,
tiene por consecuencia debilitar a mediano y largo plazo a quienes recurren a élla, pues
siendo sus premisas un error, llega siempre a conclusiones equivocadas.
Y las victorias, militares, políticas o electorales no son, y jamás han sido, el
resultado del error, sino de contar con la mejor información y el mejor análisis. |
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